Fieles a la tradición, los reyes Federico y Mary de Dinamarca llegaron ayer a bordo del yate real Dannebrodg a Samsø, última parada del crucero que, desde tiempos del rey Christian IX, la familia real danesa tiene por costumbre realizar durante los meses estivales.
Al atender allí a la prensa el matrimonio no pudo eludir una noticia sobre su hija mayor, la princesa Isabella, que se había convertido en una de las comidillas nacionales durante este verano. Ocurrió a principios de este mes en el SMUKfest, uno de los festivales de música más importantes del país y que más jóvenes congrega año tras año, donde la camiseta que tanto la princesa como varias de sus amigas llevaban puesta la impidió pasar desapercibida.
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“Me lo tiré ayer”, dice el mensaje de la prenda sobre una flecha hacia el acompañante de turno.
“Lo primero que pensé fue: ¿te has vuelto loca”, comentaba ayer con una sonrisa la reina Mary sobre las fotos. “Pero digamos que algunas decisiones son más acertadas que otras”.
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La reina Mary vestía ayer un vestido con estampado de cachemira de ME and EM con una chaqueta beige de Harris Wharf y un sombrero a juego de la australiana Deborah Hutton.
El primer día de los cuatro que ha durado el crucero escogió una chaqueta de tweed de su hija pequeña, Josephine, y aunque en otros de sus actos oficiales también ha tomado prestado algunas de las prendas de Isabella, quizá tarde un tiempo en volver a hurgar en su armario.