Dentro de su vertiente cultural, el hotel Can Alberti de Maó aloja desde el jueves pasado una nueva exposición. Una propuesta firmada por Jacques Rohaut, un reconocido artista y dibujante francés que ostenta el cargo de pintor oficial de la Marina de su país. Rohaut, que considera la pintura como una razón de vida y cuya obra destaca por la sensibilidad en la luz y el tratamiento del color, exhibirá su arte    hasta el 21 de septiembre.

¿Qué significa exponer en un lugar como Can’Alberti, en el corazón de Maó? ¿Cómo nació este proyecto?

—Es una aventura feliz colgar mis cuadros en una antigua casa de la ciudad, hoy transformada en hotel, que acoge a menudo exposiciones de obras de artistas. La muestra nació a raíz de un encuentro con Olivier y Carole Pecoux, amantes y coleccionistas de arte.

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¿Cuál es el hilo conductor o el tema principal que une las obras presentadas?

—El hilo conductor es ante todo la pintura, la combinación de colores sobre una superficie delimitada: el lienzo. Por eso se pueden encontrar paisajes marítimos de diferentes islas, así como retratos y lo que se suele llamar desnudos. Además, se incluyen algunos dibujos que no son estudios preparatorios, sino obras en sí mismas. En total son treinta pinturas y siete dibujos.

¿Existe alguna obra que tenga un significado especial para usted?

—Casi todas, cuando las observo, me recuerdan un momento particular de mi vida, pero al mirar la número 20, Cala Mesquida, lugar que visité ayer, vi partes de mi cuadro en el paisaje, que había pintado sin llegar a comprender realmente. Al crear la pintura, entrecierro los ojos, compongo tonos y ajusto colores. Pinto un cuadro y los visitantes descubren un paisaje que ven tal como yo lo he pintado. Por eso merece la pena mostrar la belleza del paisaje.

¿Qué protagonismo tiene el paisaje menorquín en la exposición?

—El magnífico paisaje de Menorca aparece en muchos cuadros expuestos. Vine a pintar durante quince días el pasado mes de abril, acogido por Can Alberti,    para trabajar aquí. Fue una experiencia maravillosa. La luz de las Baleares, con sus azules, es una fuente de inspiración inagotable.

Exponer fuera de Francia significa dirigirse a un público diferente. ¿Qué espera que los visitantes menorquines o internacionales descubran en su trabajo? ¿Qué mensaje o emoción quiere transmitir?

—Espero que descubran mi amor por el arte de la pintura y que quizás vean Menorca y otros paisajes como yo los he pintado. El mensaje principal es la importancia de mantener en la pintura una cierta figuración estética sin que esta busque imitar la fotografía. Y que esto sea fuente de placer para los visitantes.

Su pintura es reconocida por la atención al detalle y la atmósfera: ¿Cómo consigue transmitir emoción en escenas marítimas o paisajes aparentemente silenciosos?

—Hay que pintar sin intención, utilizando los ojos para descubrir formas y colores y no lo que uno imagina de la realidad, porque esta no existe antes de ser pintada. Hay mil maneras de pintarla. La mía es solo una entre muchas y espero que sea comprendida.

¿Qué papel juega el color en la creación de ambientes en sus obras?

—El color es esencial. Compongo tonos en mi paleta a partir de las ocho o nueve color que utilizo con mayor frecuencia. Estos tonos serán la gama del cuadro que así se va creando.

¿Qué significa para usted ser pintor oficial de la Marina francesa?

—Es un título muy honorífico, la Marina francesa es la única en el mundo que lo concede. Desde 1830, 260 pintores han llevado este título, algunos muy ilustres. Permite embarcarse en barcos, pintar a bordo y durante las escalas. Gracias a esto se puede viajar lejos y pintar el mar, tema infinito.

¿Cuál es su misión principal dentro de esa institución?

—La misión de los pintores es dedicar parte de su trabajo artístico al mundo marítimo y a la Marina Nacional, y plasmarlo, un poco como los pintores cronistas. Hay mucha libertad en la representación de ese universo.

Más allá de la marina, ¿hay otros temas que le guste explorar en sus obras?

—Me gusta el paisaje marítimo y urbano, pero también la pintura o el dibujo de modelo vivo, que practico cada semana tanto en pintura como en dibujo, y también enseño. Dedico mucho tiempo al retrato. De hecho, fue por la práctica del retrato que, hace más de cuarenta años, aprendí el oficio de pintor.