En Mallorca, el bullicio queda atrás y la vista se pierde entre campos verdes y calas solitarias. “Cuando vi esta casa por primera vez, en la primavera de 2018, me enamoré de su microubicación. Era un paraíso aislado”, reconoce su propietaria. Al conocer su historia, su idilio fue a más: es una vivienda unifamiliar de los años 40 que se construyó para el hijo de la casa vecina y su mujer, María. No tuvieron hijos, e invitaron a amigos y familiares a verla. Cuando instalaron la electricidad organizaron una gran fiesta con una banda que tocó música. “Nos gusta la idea de María, de una casa abierta y alegre. Por eso, honramos esta tradición invitando frecuentemente a amigos a barbacoas o cenas”, explica.
El estudio Mora Arquitectura se encargó de la rehabilitación. “Había perdido su esencia tras varias reformas. Tenía muros de hasta 80 centímetros de grosor y techos de 3,50 metros, inusual para una casa de campo. Recuperamos la piedra original y las vigas, aunque algunas se sustituyeron por estar en mal estado. Además, mantuvimos la fachada que da a la calle porque estaba protegida”, explica el arquitecto Jaume Mora. ¿Quieres descubrir más detalles? ¡Vamos a verla!
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