A lo largo de la historia de la literatura han sido muchos los autores que han tratado de poner en negro sobre blanco lo absurdo y tedioso de la burocracia. Por ejemplo, en El rey pálido, la novela inacabada de David Foster Wallace, el autor norteamericano explora las vidas de los empleados de la Agencia Tributaria de Peoria, Illinois, de una manera a la vez humorística y profunda. «Presta atención a la cosa más tediosa que puedas encontrar (las declaraciones de la renta, el golf retransmitido por televisión) y un aburrimiento como no hayas visto nunca se te echará encima en oleadas y a punto estará de matarte. Si consigues capear esas olas, será como si pasaras del blanco y negro al color. Como encontrar agua después de pasar varios días en el desierto. Un éxtasis constante en todos y cada uno de tus átomos», nos advierte David en su obra póstuma.
Antes, en un clásico como 1984, George Orwell nos presenta una novela distópica en la que el Partido controla todos los aspectos de la vida de los ciudadanos mediante la vigilancia, la propaganda y la reescritura de la historia, con el aparato burocrático como elemento clave de su poder opresivo. Y en El proceso, Franz Kafka nos presenta a Josef K., que es arrestado sin que se le explique el motivo y sometido a un proceso legal desconcertante e ilógico, reflejando la lucha del individuo contra un poder impersonal y sin rostro.
Opositando a un futuro descorazonador
Ahora es una joven e incisiva autora española la que trata de describir en su última novela las trampas de los mecanismos burocráticos no solo para quienes las padecen, sino también para quienes las ponen en funcionamiento. «Inquietantes, sorpresivos y muy agudos son los textos literarios de esta autora, quien con pocas palabras es capaz de sugerir lo más terrorífico, de mostrar los sentimientos más hondos, de suspender al lector en turbadoras atmósferas», escribe nuestro compañero Álvaro de Luna en su introducción a los mejores libros de Sara Mesa, que vuelve a darnos ahora donde más duele con Oposición.
ANAGRAMA Oposición – Sara Mesa
La narradora es una mujer que trabaja como interina en una oficina administrativa y que se prepara para una oposición que le permita consolidar su futuro profesional, ya que este parece ser el paso lógico en su carrera. Pero sus observaciones de lo que sucede día a día en la oficina le disuaden, como si fuera Astérix en una de sus memorables doce pruebas: la del edificio que te vuelve loco.
En un relato donde se verán identificados todos los que estén estudiando una oposición, muchos funcionarios y en general, todos los que tengan un trabajo donde no están a gusto, la autora de La familia y de Un amor, la novela en la que basó la película de Isabel Coixet, aborda el relato de la burocracia contemporánea, el tedio y la apatía, mientras pone en evidencia los fallos de la Administración.
BTEAM Pictures
Una escena de la película Un amor, de Isabel Coixet.
«Siempre interesante su narrativa: parece un jaguar que sin muchas pretensiones, te acecha, te toma sin tú saber cómo», asegura la acertada reseña de un lector sobre la Sara Mesa, una madrileña afincada en Sevilla que conoció el mundo de la Administración por dentro y lo demuestra afrontando esta historia desde la perspectiva de quien se ve atrapado en el tiempo muerto de las tareas inútiles, con una narración brillante, mordaz y de ritmo implacable.