Un mes de septiembre de hace 150 años nacía en Ferrol Fernando Álvarez de Sotomayor. Su vida artística fue la que le hizo ganarse toda su fama, catalogado como uno de los mejores retratistas del pasado siglo y llegando a dirigir el Museo del Prado en dos ocasiones (una primera vez en los años 20 y un segundo periodo más extenso, del 39 al 60, sucediendo a otro pintor con vínculos herculinos como Pablo Picasso).

Pero además de una vena artística, Álvarez de Sotomayor tuvo otra vena política más desconocida que lo llevó incluso a liderar durante algo más de un año los designios de la ciudad coruñesa, con la que siempre guardó un estrecho vínculo pese a haber nacido en Ferrol. 

 

 

 

 

Entrada al Consistorio

En febrero del año 1938, mientras el país se desangraba, el pintor entraba a formar parte de la corporación municipal de Juan González Regueral, como concejal y cuarto teniente de alcalde. Durante sus intervenciones en plenos y comisiones empezó a dejar claro algunos de sus intereses para la ciudad, como el desarrollo de lo que hoy se conoce como parque de Santa Margarita, aunque su faceta como pintor no se diluía. 
 

Tanto era así, que durante una sesión celebrada en marzo del 38, apenas un mes después de su entrada en la corporación, se debatía la necesidad de colocar un cuadro de la virgen del Rosario, patrona de la ciudad coruñesa, en el propio salón de sesiones, a lo que, de manera espontánea, Álvarez de Sotomayor se ofreció voluntario a ser él mismo quien lo pintara. “Se acordó que constase en acta el agradecimiento de la Corporación hacia el señor Sotomayor por tan bellísimo gesto”, recogía la crónica publicada el 4 de marzo en El Ideal Gallego.
 

En agosto de 1938 los medios coruñeses anuncian que González Regueral deja su cargo como regidor de A Coruña por motivos de salud, siendo Álvarez de Sotomayor su sucesor. De este modo, el artista se convertía en el primer civil en ostentar el cargo tras la sucesión de militares que lo precedieron durante los años de la Guerra Civil (José Fuciños Gayoso, Hernán Martín de Barbadillo, Sisenando Martínez Yunta y el propio González Regueral).
 

“La personalidad del señor Álvarez de Sotomayor es tan conocida que nos creemos relevados de hacer su presentación”, publicaba El Ideal Gallego el 12 de agosto de 1938. Tan sólo un día después, el periódico presentaba una breve entrevista. “Un día fue San Sebastián, otro Bilbao, otro Santander, que se propusieron ser verdaderas ciudades de verano y playas de primera clase, y con tenacidad y alto espíritu ciudadano lo consiguieron. Hoy le toca a La Coruña abordar este problema”, aseguraba el recién estrenado alcalde, que miraba de reojo el “arreglo definitivo” de playas como la de Riazor.
 

Los proyectos económicos parecían vitales, y afrontaba Álvarez de Sotomayor “alguno de gran envergadura, que resolvería por completo la situación financiera”, apuntaba el recién estrenado alcalde a El Ideal Gallego.

 

Proyectos

Durante el mandato de Álvarez de Sotomayor se estudiaron muchos proyectos de sobra conocidos en la actualidad.
 

Uno de ellos era la construcción de la Fábrica de Armas, aunque a finales de los años 30 la ubicación que planeaba María Pita para esta instalación era bastante distante a Pedralonga. En aquel momento se estudiaba ubicarla en unos terrenos frente al cementerio, entre las calles Orillamar y Torre
 

También durante el gobierno local del artista se aprobaba la estimación para la construcción de un aeropuerto que diera servicio a la urbe, aunque finalmente hubo que esperar varias décadas para verlo hecho realidad.
 

En ese año y dos meses de Alcaldía (antes de que le sucediera Perez-Ardá en 1939), el salón de sesiones también debatió la creación de una sala de lectura en la extinta biblioteca de Méndez Núñez y la creación de aceras en Rubine, así como otras obras menores similares. Además, fue Álvarez de Sotomayor quien reclamó la instalación del Tribunal Supremo en A Coruña.
 

Además, fue quien recibió a la periodista Sofía Casanova en una visita en la que acabó firmando en el Libro de Oro.

 

Riazor y su huella

En agosto del 38, apenas unas semanas después de su nombramiento como alcalde, el Ayuntamiento aprueba una proposición de la persona que lo sucedería en el puesto, Pérez-Ardá, para proponer la creación de un proyecto para la construcción de un estadio que, con el paso de los años, sería Riazor.

Su figura sigue presente en el interior del palacio municipal, a través de su retrato. Hay quien cree que la obra es un autorretrato, lo cual haría gala de su condición de gran retratista, pero realmente, la obra la llevó a cabo su hija Rosario Álvarez.
 

Multa

Pero su pegada también se puede apreciar en calidad de retratista de otras personalidades. Cuando gobernaba Alfonso Molina, el escritor y periodista Wenceslao Fernández Flórez regalaba al Ayuntamiento un retrato firmado por Fernado Álvarez de Sotomayor que cuelga en el salón rojo municipal. 

 

Coleccion municipal 0158 wenceslao fernandez florezEl retrato de Wenceslao Fernández Flórez pintado por Sotomayor | Colección Municipal

Pero una anécdota curiosa rodea a esta obra. Al periodista le impusieron una multa de tráfico que él mismo no veía justa. El cabreo que se cogió fue tal que, cuando vio que nadie en María Pita lo indultaba, amenazó con llevarse su retrato del palacio municipal. Pero Wenceslao Fernández Flórez  no se salió con la suya, ya que en el ayuntamiento herculino nadie se lo devolvió, quedando la amenaza en una simple y curiosa anécdota.