En el año 2010, el cineasta francés Olivier Assayas dirigió uno de sus proyectos más logrados: la miniserie ‘Carlos’, en la que Edgar Ramirez encarnó al célebre y turbio personaje de Carlos, el Chacal. Durante 333 minutos, aquella serie permitía al espectador vibrar con el casi inconcebible, pero muy real, caos ideológico que se desató en el viejo continente, y en gran parte del mundo, durante las décadas de 1970 y 1980, cuando el combate entre proyectos utópicos, en el marco de la Guerra Fría, dio pie al surgimiento de estrellas revolucionarias como el Chacal. Por desgracia, en el mundo actual, vuelven a abundar los aspirantes a “estrella revolucionaria”; el problema es que suelen ser políticos populistas de extrema derecha que, en lugar de apuntar a la utopía, parecen empeñados en imponer una distopía fascista. En este contexto surge ‘El mago del Kremlin’, en la que Assayas decide retomar la crónica histórica allí donde la dejó en ‘Carlos’. Partiendo desde finales de los años 80, con la caída del bloque soviético, y llegando a la actualidad, el director de ‘Personal Shopper’ intenta identificar las claves ideológicas de la preocupante coyuntura contemporánea, poniendo el foco en la historia reciente de Rusia y en la figura de Vladímir Putin.
‘El mago del Kremlin’ (Olivier Assayas, 2025)
Para ejecutar este ejercicio de historiografía del presente, Assayas decide llevar a la pantalla la novela homónima de Giuliano da Empoli y acompañarse del mejor colaborador imaginable, el escritor Emmanuel Carrère, que ejerce de coguionista del film y de extra en la pantalla (en una escena de guateque en la que el novelista les agua la fiesta a un grupo de jóvenes rebeldes). La elección es idónea dado que Carrère es uno de los mayores conocedores de la historia moderna de Rusia, como demostró en su extraordinaria novela ‘Limónov’. Y cabe decir que, en términos puramente narrativos, ‘El mago del Kremlin’ cumple con creces el objetivo de ofrecer al espectador una mirada incisiva, no simplista, de la forja y el auge de Putin. Así, planteada como una clase maestra de historia política, la película muestra el zarandeo socioeconómico y cultural que ha llevó a Rusia desde el modelo comunista hasta el capitalismo más salvaje, para luego, volviendo sobre sus pies, devenir otra vez un régimen autoritario, alejados de los postulados de la democracia.
‘El mago del Kremlin’
Para hilar su crónica histórica, Assayas toma como guía al personaje ficticio de Vadim Baranov, un dramaturgo convertido en productor televisivo que allana el camino para el auge político y mediático de Putin. El personaje resulta tan fascinante como terrorífico. Le vemos subirse a la ola de la telebasura en los años 90 e identificar en el mundo de Internet y las redes sociales una herramienta para difundir el caos ideológico. Paul Dano se encarga de darle vida, imprimiendo a Baranov un aura sibilina –una de las especialidades de Dano desde los tiempos de ‘There Will Be Blood’– que resulta de lo más inquietante.
Al tratarse de la historia de un asesor (Baranov) que ayuda a un hombre de poder (Putin) a alcanzar sus objetivos, ‘El mago del Kremlin’ invita a trazar un paralelismo con ‘The Apprentice. La historia de Trump’, en la que Sebastian Stan y Jeremy Strong daban vida a Donald Trump y el abogado Roy Cohn, quien instruyó al futuro presidente en los mecanismos del populismo más salvaje. En el caso de ‘El mago del Kremlin’, la diferencia es que Putin –al que da vida Jude Law en un ejercicio de mimetismo notable– nunca se presenta como una figura dócil o maleable. Por el contrario, aquí “el aprendiz” parecer ser Baranov, que se descubre atrapado en la mentalidad belicista de Putin, sin margen para perfilar ningún límite moral.
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En términos fílmicos, la comparativa con ‘The Apprentice’ o, sobre todo, la propia ‘Carlos’, deja ‘El mago del Kremlin’ en un lugar de cierta vulnerabilidad, ya que las desventuras de Baranov y Putin –quienes esencialmente se baten en duelos dialécticos con políticos y empresarios– carecen del dinamismo cinético de las peripecias revolucionarias de Carlos, el Chacal. Y, en cuanto a la apuesta estética elegida por Assayas, próxima al thriller sociopolítico americano –de ‘Todos los hombres del presidente’ a ‘La red social’–, resulta efectiva, pero no especialmente envolvente. Aun así, la película, en su fértil y escalofriante relación con la realidad contemporánea, deviene una obra de incuestionable relevancia, un espejo fiable de la siniestra realidad actual.
Para comprender las claves del auge autoritario que amenaza al mundo actual
Lo mejor: La ejemplar crónica histórica que escriben Olivier Assayas y Emmanuel Carrère.
Lo peor: Una voz en off que, en ciertos momentos, telegrafía lo que aparece en pantalla.
Ficha técnica
Dirección: Olivier Assayas Guion: Emmanuel Carrère, Olivier Assayas. (Novela: Giuliano Da Empoli) Reparto: Paul Dano, Alicia Vikander, Tom Sturridge, Will Keen, Jeffrey Wright, Jude Law País: Francia Fecha de estreno: Preestreno en el Festival de Venecia 2025 Género: Thriller. Drama Duración: 156 min.
Sinopsis: En medio del caos postsoviético de los años 90, el joven Vadim Baranov (Paul Dano) empieza a labrarse un camino como artista y productor de televisión. Su elocuencia y conexión con las altas esferas le llevan a convertirse, de la noche a la mañana, en el asesor de un agente del KGB con un brillante porvenir: Vladimir Putin (Jude Law). Desde las entrañas del poder, ambos darán forma a la nueva Rusia, difuminando los límites entre la verdad y la mentira (Vía Filmaffinity).
Manu Yáñez es periodista y crítico de cine y está especializado en cine de autor, en su acepción más amplia. De chaval, tenía las paredes de su habitación engalanadas con pósteres de ‘Star Wars: Una nueva esperanza’ de George Lucas y ‘Regreso a Howards End’ de James Ivory, mientras que hoy decora su apartamento con afiches de los festivales de Cannes y Venecia, a los que acude desde 2003. De hecho, su pasión por la crónica de festivales le cambió la vida cuando, en 2005, recibió el encargo de cubrir la Mostra italiana para la revista Fotogramas. Desde entonces, ha podido entrevistar, siempre para “La primera revista de cine”, a mitos como Clint Eastwood, Martin Scorsese, Angelina Jolie, Quentin Tarantino y Timotheé Chalamet, entre otros.
Manu es Ingeniero Industrial por la Universitat Politécnica de Catalunya, además de Máster en Estudios de Cine y doctorando en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra. Además de sus críticas, crónicas y entrevistas para Fotogramas, publica en El Cultural, el Diari Ara, Otros Cines Europa (escribiendo y conduciendo el podcast de la web), la revista neoyorkina Film Comment y la colombiana Kinetoscopio, entre otros medios. En 2012, publicó la antología crítica ‘La mirada americana: 50 años de Film Comment’ y ha participado en monografías sobre Claire Denis, Paul Schrader o R.W. Fassbinder, entre otros. Además de escribir, comparte su pasión cinéfila con los alumnos y alumnas de las asignaturas de Análisis Fílmico de la ESCAC, la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña. Es miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica) y de FIPRESCI (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica), y ha sido jurado en los festivales de Mar del Plata, Linz, Gijón, Sitges y el DocsBarcelona, entre otros.
En el ámbito de la crítica, sus dioses son Manny Farber, Jonathan Rosenbaum y Kent Jones. Sus directores favoritos, de entre los vivos, son Richard Linklater, Terence Davies y Apichatpong Weerasethakul, y su pudiera revivir a otros tres serían Yasujirō Ozu, John Cassavetes y Pier Paolo Pasolini. Es un culé empedernido, está enamorado de Laura desde los seis años, y es el padre de Gala y Pau.