Hace más de una década que Univers Literari abrió sus puertas en Inca. Durante este tiempo, la librería se ha consolidado como un punto fiable donde adquirir tu próxima lectura. No solo entre los habitantes de dicha ciudad sino también para los pueblos de la periferia; que desafortunadamente no cuentan con ninguna librería. Este hecho siempre rodaba por la cabeza de su librero, Miquel Prats, y de esta inquietud nace Univers Mòbil, una librería sobre ruedas que recorre doce municipios cada semana. Según nos cuenta este servicio es muy útil «para enriquecer estos pueblos que se han quedado entre el estanco y la cafetería», recuerda Miquel.

La inspiración le llegó al ver documentales sobre servicios ambulantes de la ‘España vaciada’, donde panaderos o pescadores hacían ruta con una furgoneta para llevar la comida allá donde no la había. «Pensé que si ellos podían llevar pan o pescado, yo podía llevar libros. Era una idea romántica, incluso algo loca, pero necesaria».

El proyecto se materializó con un camión diseñado a la medida por él mismo para convertirse en librería en cuestión de minutos. «Quería que fuera un vehículo ágil, que en un santiamén pudiera abrirse y cerrarse. El carrocero me montó la estructura, pero yo tuve que explicarle cómo debía ir: la altura de las estanterías, la inclinación para que los libros no cayesen, etc».

Univers Mòbil no es una librería ambulante cualquiera, sino una extensión de la de Inca. Lleva un fondo de unos 1500 libros y sigue una ruta pactada con los ayuntamientos, con paradas de unos treinta minutos. Además, los pedidos vía WhatsApp son el motor que asegura las ventas: «Amazon te lo lleva a casa; yo te lo llevo en la plaza del pueblo. Y cuando vienes a recogerlo, no sólo tienes tu libro, tienes toda una librería al alcance».

Pero más allá de las ventas, lo que Miquel valora es el impacto social y cultural. «Una librería ambulante por sí sola no sería rentable. Pero como extensión de la de Inca, sí. Nos ayuda a estirar las redes, a conectar con concejales de cultura, maestros, escuelas… Te vienen a pedir libros para actividades, premios o centros educativos. Es trabajo que no habrías hecho si no hubieras estado allí, presente en el pueblo».

Librería móvil del Univers Literari
CaptionUna madre repasando las novedades lectoras junto a su bebé. Foto: CATERINA SALAS

También hay momentos que marcan la diferencia y justifican el esfuerzo. Lenin, el empleado que conduce y atiende habitualmente la librería móvil, recuerda especialmente la anécdota de unos niños de un pueblo: «Una tarde, mientras esperaban a que abriéramos, un niño dijo a los demás: «Ahora veréis un transformer». Y mientras abría el camión para, efectivamente, transformarlo en librería recuerdo las caras de fascinación de los niños. Para ellos era como un espectáculo». Lenin, añade: «Al principio fue difícil llevar el camión. Las calles de los pueblos son muy estrechas y tengo que ir con mucho cuidado en las curvas de la carretera».

La realidad, sin embargo, no siempre es tan luminosa: «hay días que llueve y nadie aparece, días de calor con pocas ventas o pueblos tan pequeños que a veces no acude ningún cliente», describe Lenin. «La nuestra no es una historia de triunfo, es una historia de trabajo y sacrificio. Hay días buenos y malos, pero si miras en su conjunto, el equilibrio compensa», resume el librero de Inca.

El futuro, reconoce, es frágil y depende de mantener su esfuerzo. «Eso tiene sentido mientras sea una extensión de la librería y mientras exista salud y constancia. Es una apuesta arriesgada, pero después de tres años y medio seguimos en marcha».