Lleva más de media vida en California. Tiene doble nacionalidad y la sensación de que el tiempo vuela. Pero Idurre Alonso (Bilbao, 1979) aprovecha … cada minuto. Con 20 años trabajó unos meses en el Museo de Arte Latinoamericano de Long Beach y no tardó en volver con un contrato de trabajo, una vez acabada la carrera de Historia del Arte en la UPV/EHU. En aquella pinacoteca pasó 13 años y organizó más de 40 exposiciones. Hasta que en 2015 fichó como curadora de Colecciones Latinoamericanas en el Instituto de Investigación Getty, que forma parte de un complejo museístico (Centro Getty) en un terreno de 44,5 hectáreas en las colinas de Brentwood, al noroeste de Los Ángeles.

El campus cuenta con una dotación anual de 433 millones de dólares. Se trata de la entidad artística más acaudalada del mundo. En el caso concreto del Instituto de Investigación Getty, el presupuesto ronda los 31 millones de dólares y les permite albergar una de las bibliotecas de Historia del Arte más nutridas que existen. También atesora material de todo tipo, desde maquetas de Frank Gehry a bocetos de Rothko, y dispone de becas de investigación muy cotizadas. «Ahora soy la directora de Colecciones Modernas y Contemporáneas, que ante todo son archivos. Acabo de aterrizar y me estoy situando…», confiesa Idurre Alonso. Vuelve a Euskadi cada verano para no perder contacto con sus raíces. Siempre le acompañan su marido, que es venezolano, y sus hijos, Joseba y Mikel, de 13 y 11 años.

– ¿De qué está más orgullosa?

– De la familia que he formado. De mi marido y de mis chicos. Y si hablamos de mi trabajo, me alegra saber que he impulsado exposiciones que han tenido impacto y recorrido. Le pongo un ejemplo: ‘Reinventar América’, que organicé hace dos años en el Instituto de Investigación Getty.

– ¿Qué enfoque tenía?

– Era una revisión de nuestras colecciones de la época colonial y del siglo XIX. Mostrábamos la idea de América que se generó a través de las ilustraciones y grabados de los europeos. Muchos de los artistas nunca pisaron América. Se inspiraban en las crónicas, que ya eran por sí muy fantásticas, y luego le echaban imaginación. Transmitían mensajes falsos que calaban en la población.

– Las ‘fake news’ de la época.

– Hay prejuicios enquistados que se remontan a esa época. Uno de ellos es etiquetar al otro, al diferente, como salvaje.

– El Instituto de Investigación Getty tiene un programa muy prestigioso de becas. ¿Le ha afectado el clima político?

– Claro que sí. No sabemos lo que va pasar con los académicos del próximo curso. Hay muchos que han decidido no venir. Otros tienen problemas con los visados. También hay países vetados. Somos una entidad privada pero, indudablemente, nos afecta lo que sucede en nuestro entorno.

– California es un estado más bien de izquierdas.

– De ahí que seamos la diana en estos momentos. Nunca pensé que viviría una situación como la actual. En la ciudad tenemos redadas todos los días. Nos han mandado a la Guardia Nacional y a los marines. Hay miedo. Se llevan al jardinero, al que vende comida en las aceras, al que trabaja en la construcción, al que atiende en los túneles de lavado… Si están en la calle, son fáciles de detener.

– ¿Inmigrantes ilegales todos ellos?

– No siempre. Ya ha pasado que han cogido a personas con nacionalidad estadounidense o permiso de residencia. En el este de Los Ángeles, donde se concentra la población latina, apenas se sale a la calle. Eso sí, si vives en la zona rica de la ciudad, no te enteras.

– ¿Estados Unidos ya no es una tierra de libertades?

– Como siempre, depende de para quién. Yo vivo en Jefferson Park, que antiguamente era una zona afroamericana de clase media. En Los Ángeles había zonas vetadas para ellos. Eso sucedía hace no tanto, no lo olvidemos. Y en la actualidad, no solo hay miedo entre los inmigrantes.

– ¿A qué se refiere?

– Tengo colegas que, cuando vuelven a entrar en el país, borran lo que han escrito en redes sociales por temor a que no les dejen entrar.

– ¿Qué opina de la presión que está sufriendo el Smithsonian?

– Tremendo. Es la organización que administra la red más extensa de museos públicos federales. El Gobierno quiere revisar todas las exposiciones y materiales del Smithsonian para garantizar su alineamiento con Trump.

– ¿Habla usted en nombre del Instituto de Investigación Getty?

– No. El centro no se ha posicionado ni lo hará. Pero yo quiero dar mi opinión. Es absurdo agachar la cabeza antes de que te den el golpe. Mientras tanto, yo sigo adelante, trabajando con ilusión.

Becas de prestigio

«No sabemos lo que pasará con los académicos del próximo curso. Muchos no quieren venir»

– ¿Hay prevista alguna exposición apoyándose en los fondos de las colecciones?

– Sí, sí, hay una muy interesante que conmemorará el 40º aniversario del colectivo feminista anónimo Guerrilla Girls. Tenemos el archivo completo del movimiento y le sacaremos partido.

– ¿Ha estrechado lazos con el Guggenheim y el Bellas Artes?

– Todavía no.

– ¿No tienen material relacionado con el arte de Euskadi?

– Tenemos muy poco de España y mucho menos de Euskadi.

– ¿Se pueden consultar las colecciones del Instituto de Investigación Getty sin necesidad de ser un académico?

– Hay que tener un proyecto que justifique la consulta, como fue el caso de Brad Pitt y Tarantino. Antes de rodar ‘Érase una vez en Hollywood’, vinieron para que les enseñáramos fotos antiguas. Me sorprendió lo mucho que sabe Brad Pitt de arquitectura.

– ¿Piensa quedarse para siempre en California?

– No soy tajante. Ya veremos.

– Tenía un abuelo pintor y otro marino que adoraba Estados Unidos. Estaba predestinada.

– Parece que sí, ja, ja.

– Por cierto, el Centro Getty tiene un museo con arte europeo que exhibe obras de Van Gogh, Rembrandt, Tiziano, Goya… ¡Y la entrada es gratuita!

– Siempre hay mucha gente (tiene una afluencia de unos 1,3 millones de personas al año).

– ¿Qué celebridad ha visitado el Getty Center últimamente?

– Mmmm, Rosalía, por ejemplo.