Con la llegada del otoño a España, los mercados comienzan a llenarse de frutas de temporada entre las que destaca la granada por sus excepcionales propiedades nutritivas. Esta fruta mediterránea, de aspecto singular y piel coriácea, no solo aporta un toque de color a la gastronomía otoñal, sino que se ha convertido en un auténtico aliado para la salud según confirman numerosos estudios científicos realizados en los últimos años.

Originaria de la cuenca mediterránea y con miles de años de historia en diferentes culturas, la granada esconde bajo su robusta apariencia cientos de arilos —las semillas jugosas de color rojo intenso— que combinan un sabor agridulce característico. La comunidad científica ha validado lo que las tradiciones milenarias ya apuntaban: sus componentes actúan positivamente sobre diversos sistemas del organismo, desde el cardiovascular hasta el hormonal, convirtiéndola en un superalimento de temporada.

Los productores españoles, principalmente concentrados en las regiones de Elche y Murcia, ya han comenzado la campaña de recolección que se extenderá hasta diciembre de 2025, alcanzando su punto álgido durante este mes de octubre. Las previsiones apuntan a una cosecha de alta calidad gracias a las condiciones meteorológicas favorables registradas durante el verano pasado.

Beneficios científicamente respaldados para la salud

La doctora Paula Navarro, especialista en nutrición, explica que esta fruta otoñal representa «una de las mayores fuentes naturales de polifenoles, compuestos antioxidantes que contribuyen a la reparación celular y a la prevención del envejecimiento prematuro». Además, su aporte en vitamina C refuerza el sistema inmunológico justo en el momento del año en que comienzan a proliferar los virus respiratorios.

Investigaciones recientes publicadas en revistas especializadas han documentado la capacidad de la granada para reducir la inflamación crónica en el organismo. El consumo regular de su zumo puede contribuir a disminuir la presión arterial y los niveles de colesterol LDL, factores de riesgo directamente relacionados con las enfermedades coronarias. El Instituto Nacional de Cardiología ha incluido esta fruta en su listado de alimentos recomendados para la prevención cardiovascular.

Valor nutricional y aporte calórico

Contrariamente a lo que muchas personas creen, la granada no es una fruta excesivamente calórica. Con aproximadamente 83 calorías por cada 100 gramos, se sitúa en un rango medio-bajo dentro del espectro frutal. Su perfil nutricional incluye un importante aporte de fibra (3 g por cada 100 g), que favorece el tránsito intestinal y contribuye a la sensación de saciedad.

Los taninos presentes en las membranas y la piel de esta fruta actúan como agentes antimicrobianos naturales, ayudando a equilibrar la flora intestinal. Estudios realizados en la Universidad de Murcia durante 2024 sugieren que estos compuestos podrían tener un efecto preventivo frente a infecciones leves del tracto digestivo, especialmente en temporadas de cambios estacionales como el otoño.

Por otra parte, los nutricionistas destacan su bajo índice glucémico, lo que la convierte en una opción adecuada incluso para personas con diabetes tipo 2 o que siguen dietas de control de azúcares. La Federación Española de Nutrición ha incorporado la granada en su guía de recomendaciones dietéticas para 2025, sugiriendo un consumo de al menos dos piezas semanales durante su temporada.

Incorporación a la dieta mediterránea moderna

Una de las barreras tradicionales para el consumo habitual de la granada ha sido la percepción de que es complicada de pelar y consumir. Sin embargo, existen técnicas sencillas para extraer sus arilos sin complicaciones: realizando unos cortes estratégicos en la piel y separando los gajos con las manos, o bien sumergiéndola previamente en agua para facilitar la extracción.

Los chefs españoles han incorporado progresivamente esta fruta a la nueva cocina mediterránea, aprovechando tanto su valor nutricional como sus cualidades organolépticas. La granada aporta frescura, color y un contraste agridulce a numerosos platos, desde ensaladas hasta guarniciones para carnes y pescados.

Conservación y disponibilidad estacional

La temporada de granada en España se concentra entre septiembre y diciembre, siendo octubre y noviembre los meses de mayor disponibilidad y mejor relación calidad-precio. Los expertos recomiendan aprovechar este periodo para consumirla fresca y obtener el máximo de sus propiedades nutricionales.

Para quienes deseen prolongar su consumo, la granada entera puede conservarse en refrigeración hasta tres semanas si se mantiene en condiciones adecuadas. Los arilos ya extraídos pueden guardarse en recipientes herméticos en la nevera durante 4-5 días, o incluso congelarse para su uso posterior en batidos y elaboraciones culinarias.

El Ministerio de Agricultura ha destacado en su último informe sectorial que la producción nacional de granadas aumentó un 12% en 2024 respecto al año anterior, y las previsiones para la campaña 2025 son igualmente positivas. Este incremento responde tanto a la creciente demanda interna como a las exportaciones a países del norte de Europa, donde esta fruta mediterránea gana adeptos por sus propiedades saludables.

¿Qué es la granada?

La granada (Punica granatum) es una fruta originaria de la región que se extiende desde Irán hasta el Himalaya, aunque se ha cultivado en toda la cuenca mediterránea durante milenios. Pertenece a la familia Lythraceae y se caracteriza por su peculiar estructura: una corteza gruesa y coriácea de color rojizo o amarillento que contiene cientos de semillas (arilos) envueltas en una pulpa jugosa.

Históricamente, ha estado presente en numerosas culturas como símbolo de fertilidad, abundancia y regeneración. Los fenicios la introdujeron en la península ibérica hace más de 2.000 años, y desde entonces ha formado parte del paisaje agrícola y la tradición gastronómica española, especialmente en las regiones de Levante y Andalucía.

La granada ha sido objeto de estudio por parte de la medicina tradicional de diversas culturas, desde la ayurvédica hasta la greco-romana, atribuyéndole propiedades digestivas, antiinflamatorias y rejuvenecedoras. La ciencia moderna ha confirmado muchas de estas propiedades gracias a su perfil fitoquímico, rico en compuestos bioactivos como las punicalaginas, antocianinas y ácido elágico.

¿Cómo consumir la granada para aprovechar al máximo sus beneficios?

El consumo de granada en su forma natural, extrayendo y comiendo directamente los arilos, es la manera más efectiva de aprovechar sus propiedades nutritivas. No obstante, el zumo recién exprimido también conserva gran parte de sus antioxidantes y vitaminas, aunque pierde el aporte de fibra de la fruta entera.

Para quienes buscan opciones prácticas, el mercado ofrece actualmente arilos envasados listos para consumir, así como zumos y concentrados. Sin embargo, los nutricionistas recomiendan optar por la fruta fresca durante su temporada para evitar los azúcares añadidos y conservantes que suelen incorporar los productos procesados.

La dosis recomendada por los especialistas oscila entre 30 y 50 gramos de arilos diarios (aproximadamente medio vaso) para obtener un efecto beneficioso en el organismo. Esta cantidad puede integrarse fácilmente en la dieta habitual, ya sea como tentempié, postre o complemento para ensaladas y platos salados.