Seguro que El Yiyo disfrutó desde el cielo del toreo de la última de la feria de Colmenar, que se organizó en su honor. Especialmente, le habría gustado al príncipe el caro toreo de un inspiradísimo Ortega con su segundo, con el que … cuajó un faenón de dos orejas lleno de originalidad; y del bravo Guardamonte que salió en cuarto lugar, un toro con una calidad superior. Menos suerte tuvo con el lote un siempre torero Aguado, en una corrida que, en líneas generales, tuvo clase y ganas de embestir.
Hortelano estaba justito de fuerzas, pero con la casta suficiente para permitir a Ortega bordar el toreo, de principio a fin: desde las buenas verónicas, pasando por el quite por tafalleras -en ambas ocasiones, fueron cumbres los lances por el izquierdo-, como con la franela. Con ayudados por alto, profundos, comenzó una faena llena de inspiración y suavidad. Acariciaba las embestidas con su gracia sevillana, dando pases de pecho rodilla en tierra, muletazos prácticamente circulares, y terminando por una mezcla entre arrucinas amanoletinadas concatenadas, en honor a Pepe Cáceres, tan sorprendentes como arrebatadas, en un final de faena que puso al público en pie. La estocada cobrada a ley, arriba aunque ligeramente delantera, fue mortal de necesidad y puso en sus manos el doble trofeo.
Menos suerte tuvo con el quinto. Pese a las verónicas iniciales, buenísimas, el toro, abantito, se fue al relance al caballo que hacía puerta, y pese a que prácticamente no se le metieron las cuerdas, estaba ya picado por la fuerte voltereta que se había pegado durante los lances de recibo. Y otras dos veces clavó los pitones en el ruedo durante la faena, quedándose quebrantadísimo. Una lástima, porque no tenía mala condición, pero no podía. Por encima estuvo Ortega, que dejó un estoconazo de libro.
El cuarto fue un toro de escándalo. Lo cuidó Manzanares en el inicio, y respondió mejor Guardamonte. El buen trato del matador le hizo sacar unas fuerzas que al principio no se le veían, yendo larguísimo al natural. Y qué decir del pitón derecho… Noble, pronto, repetidor, enclasado, con fijeza, yendo hasta el final, colocando la cara de un modo superior. Un toro de premio gordo. El alicantino, que siempre compone con elegancia, supo llevar esas embestidas con mérito, por el viento que soplaba. Incluso algún «¡no lo mates!» se escuchó, y es verdad que daba pena. Aunque faltó rotundidad, la espada se llevó esta vez un premio mayor, cortando una solitaria oreja José Mari.
Abrió la tarde un flojo toro de Mayalde, protestadísimo justamente durante los primeros tercios, con el que Manzanares se empeñó en enfadar al personal, estando demasiado tiempo delante del inválido.
Enabocado bien podría haberse llamado Encabronado: qué mal genio tuvo el animal que salió en tercer lugar, durante los primeros tercios. Esperaba en banderillas para pegar un arreón final, poniendo dos extraordinarios pares Iván García pese a eso, que pusieron a la plaza en pie. Se dobló Aguado con él, ¡y qué profundidad le dio a uno de los doblones por el pitón izquierdo! de esos muletazos que le compensan a uno la tarde y quedan en la retina. Pero ahí se acabó el temperamental manso, que bajó la persiana inmediatamente. Pablo estuvo muy por encima del animal, dejando suaves muletazos por ambas manos. Imposible hacer más con semejante oponente.
Otra voltereta se pegó el sexto, que además empujó en el peto, metiendo la cara y levantando el vilo a la cabalgadura. Baldado salió del caballo este Guardamonte, que esperó y cortó en banderillas, y poco tuvo que ver con su hermano. Apoyado en las tablas comenzó un torero Aguado, que supo sacar el máximo partido de un toro al que le faltaba poder, peroque, además, era incómodo porque tendía a hacer hilo al final de la serie de muletazos, un tanto pegajoso.
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Plaza de toros de Colmenar Viejo (Madrid).
Martes, 2 de septiembre de 2025. Más de ¾ de entrada. Toros de Conde de Mayalde, de justa presentación y distinto juego, destacando el extraordinario cuarto. -
José María Manzanares,
de azul marino y oro. Sablazo (silencio). Pinchazo, estocada corta tendida y descabello (oreja). -
Juan Ortega,
de tabaco y oro. Estocada delanterita (dos orejas). Gran estocada (saludos). -
Pablo Aguado,
de verde macareno y oro. Dos pinchazos y estocada desprendida (silencio). Tres pinchazos y estocada contraria y un poco atravesada (silencio).