Con pelo largo o rapado. Vestido de rosa chicle o totalmente de blanco. Carlos Alcaraz sigue brillando en un 2025 fabuloso. También en Nueva … York, donde domina magistralmente los tiempos del juego. Indestructible con el servicio, con el que solamente ha perdido un juego en su camino hacia semifinales. Espera en la siguiente ronda a Novak Djokovic o a Taylor Fritz. Ya son nueve semifinales de Grand Slam para él, a una del récord de Rafael Nadal y Boris Becker, que llegaron a las diez antes de cumplir 23 años. 22 tiene el tenista de El Palmar y la oportunidad de llegar a esa cifra en Australia el próximo mes de enero.

La tensión propia del que nunca ha jugado en la Arthur Ashe pesó en la cabeza de Lehecka durante el inicio. Aprovechó la coyuntura Alcaraz para romper de arranque, allanando el terreno hacia la conquista de la primera manga. No quitaba ojo del partido Rosalía, la cantante española, que quiso inmortalizar algunos pasajes del partido con su móvil. Grabar los puntos en los partidos del murciano es un seguro. No ha habido duelo en el que no haya dejado menos de tres o cuatro puntazos de un valor incalculable. Sea con una derecha potente ajustada a la línea o con un ‘passing’ imposible con el revés. Alcaraz disfruta y eso significa que el público lo hace con él. Es el niño bonito del torneo. Todos lo aman en Flushing Meadows. Este martes, otra muestra, con una Arthur Ashe repleta.

Este Alcaraz sólido y paciente va devorando rivales sin concesiones. Tampoco las tuvo con un Lehecka encasquillado con el servicio. 55% de primeros saques para el checo durante el primer acto. Una gominola en manos del palmareño, insistente desde el fondo de pista para frenar las bombas de Lehecka. Nadie mejor que Alcaraz a la hora de destrozar la pelota. Más fino, más ágil, más maduro. La versión del murciano en este US Open permite ilusionarse con algo grande. Si dominó el primer set con claridad, mucho más sencillo fue el segundo. No hizo ni un rasguño Lehecka. Desconcertado el checo, sin saber por dónde superar la potencia de piernas de Alcaraz. Cada vez más encendido el murciano, también el público, embravecido con su derroche de genialidad. Tuvo de todo el partido y, casi todo, lo puso Alcaraz, que no pudo evitar sonreír con la pedida de mano de un aficionado a su novia durante uno de los descansos. Ella dijo «sí», como no podía ser de otra manera en una tarde redonda.

En apenas 37 minutos engulló el de El Palmar la segunda manga. Adormecido Lehecka por el sopapo de la primera, apenas opuso resistencia al tenis vigoroso de Alcaraz. Puntazo tras puntazo, llegando incluso a levantar de su asiento a Ferrero para festejar a la par que su pupilo. Nadie es capaz de arañar el chasis del palmareño en esta edición del gigante estadounidense. Disfrutaba también el golfista Sergio García desde la tribuna, a quien minutos más tarde Alcaraz pudo dedicar su ya famosa celebración simulando un ‘swing’ de golf. Todo son risas y jolgorio en el equipo del murciano, que vive un momento dulce tras la conquista de seis títulos esta temporada

Sale todo a pedir de boca para Alcaraz, al que le sirvió un ‘break’ en el tramo final del tercer set para llevarse el partido y sacar billete hacia semifinales por tercera vez en el US Open. Atrás quedan los fantasmas del año pasado, con aquella noche fatídica ante Van de Zandschulp en segunda ronda. Hace meses que salió el sol para él, con un equilibrio mental y físico que le hace muy difícil de parar en cualquier torneo. También en Nueva York, donde encadena tres grandes llegando como mínimo a semifinales. Pero esto no es suficiente para Alcaraz, cuya voracidad actualmente no conoce límites. Quiere el trofeo y quiere recuperar el número uno del mundo. Para eso aún faltarían dos estaciones más, así que hoy sonríe por lo conseguido, que no es poco.

Tras el partido de cuartos de final, Alcaraz reconoció que «es muy difícil no pensar en el número uno. Cada vez que salto a la pista intento no pensar en ello. Si pienso demasiado en el número uno, me voy a presionar. Solo quiero entrar a la pista a hacer lo mío, seguir mis objetivos en el partido. El número uno está ahí, pero intento no pensar mucho en ello».