A pesar de que llevaba años en la industria, pues prácticamente comenzó siendo una niña —tenía nueve años cuando interpretó a la hija de Ryan Reynolds y Melissa George en La morada del miedo—, Chloë Grace Moretz ha sentido en multitud de rodajes que la hacían de menos o no tenían en cuenta sus opiniones. Que, en general los hombres, la infantilizaban, como si aún fuese su personaje en la cinta de acción con la que se dio a conocer al gran público, Kick-Ass. Lo confesó ella misma en 2022 y, quizá, de ahí viene también su rebeldía ante Hollywood.
Por ejemplo, con los medios de comunicación o las redes sociales. Chloë ha sido carne de meme, algunos incluso sexualizándola, cuando era menor de edad, y pocas veces vio el apoyo de la industria o de la prensa, que estaban más por la labor de descubrir con quién estaba saliendo en cada momento. Por eso es curioso que, una vez se supo que rompió con su anterior pareja, y último hombre, Brooklyn Beckham, dejó de hablar de su vida privada y no confirmaba ni desmentía el gran rumor sobre su vida.
¿Y cuál era este? Pues que estaba saliendo con la modelo y fotógrafa Kate Harrison, hija del actor Gregory Harrison y de la exmodelo Randi Oakes y seis años mayor que ella —la intérprete de The equalizer nació en febrero de 1997 y Kate en marzo de 1991—. Ambas fueron vistas y cazadas por los paparazis cenando juntas en Nobu, uno de los restaurantes preferidos por las celebrities en Malibú, en 2018, y desde ese momento prefirieron mantener un perfil bajo, no dejarse ver en eventos públicos o alfombras rojas y disfrutar su amor en privado… hasta prácticamente su boda.
Fue en noviembre de 2024 cuando, a pesar de que era un secreto a voces, especialmente dentro de la comunidad LGTBQ+, ya que había participado en varias marchas, Chloë Grace-Moretz salió del armario de forma pública en redes sociales. Lo hizo para apoyar en las elecciones a la Casa Blanca a la candidata demócrata, Kamala Harris. «Creo en la necesidad de unas seguridades legales que protejan a la comunidad LGBTQ+ como mujer homosexual, porque necesitamos cuidados en este país y tener acceso a la atención que precisamos y merecemos», escribió en un largo texto sobre la necesidad de ejercer el derecho al voto.
Y poco después, el 1 de enero de este 2025, llegaba el compromiso. A través de Instagram —la actriz tiene casi 24 millones de seguidores por los 180.000 de su ya esposa—, la pareja daba a conocer que se había comprometido con una fotografía, en mitad de todo un carrusel de otras tantas, en la que aparecían con sendos anillos diseñados conjuntamente en un paraje bucólico.
Eran, además, dos alianzas únicas, pues la propia intérprete de La invención de Hugo o Malditos vecinos 2 explicó que habían trabajado con la joyera Elizabeth Potts para crear dos piezas sin igual a partir de diamantes victorianos. Añadía, además, que esperaba que se convirtiesen en reliquias familiares. «Me emocionaba la idea de que no solo fueran nuestros anillos de compromiso, sino símbolos de un futuro legado. Buscábamos que reflejasen tanto nuestra historia como nuestro porvenir», dijo.
Y algo parecido ha ocurrido con su boda, solo que, en este caso, con Louis Vuitton. Dado que Chloë Grace Moretz es embajadora de la firma y Kate Harrison ha colaborado en las pasarelas y en reportajes para ellos, el director artístico Nicolas Ghesquière ha sido quien ha diseñado sus trajes para la ceremonia, que tuvo lugar en secreto este pasado fin de semana, coincidiendo con el Día del Trabajo en Estados Unidos.
Mientras que la intérprete llevó en primer lugar un vestido nada convencional —comenzando por el color, azul celeste— con velo a juego y que avocaba al Hollywood clásico, Harrison llevó un vestido mucho más clásico, en su caso sí de color blanco y con velo de catedral. Asimismo, Chloë cambió más tarde a un conjunto mucho más fiestero, con chaqueta y pantalones blancos, sin camisa, y sombrero vaquero, mientras que la también fundadora de The Testing Network, una plataforma que busca dar a conocer porfolios de modelos emergentes, transformó su look a un estilo actual, con corsé y pantalones con tirantes metálicos.
Porque la celebración de su amor, el cual ha sido documentado por la revista Vogue, no se ha limitado a los protocolos clásicos de un enlace matrimonial, sino que en el afterparty hubo multitud de actividades en las que se buscaba que los y las asistentes, que fueron muy pocos según se ha podido saber, conociesen de primera mano algunos de los hobbies que las novias comparten, como la pesca, los paseos a caballo, varios juegos de póker u, obviamente, una pista de baile.