Corría el año 1961 cuando el escritor, periodista y traductor Miguel Salabert (Madrid, 1931-2007), exiliado en Francia, publicó El exilio interior, la novela que popularizaría el concepto que él mismo había acuñado unos años antes, en un artículo, para referirse al estado de desamparo intelectual que sufrieron muchos creadores que, dentro o fuera de España, durante la dictadura se encontraron con la negación de su marco cultural e ideológico, las alas cortadas a la hora de crear y, por extensión, de realizarse, de vivir. Ante ese panorama, no les quedó otra alternativa que “exiliarse” dentro de sí mismos.
La novela, la única que publicó el autor, no vio la luz en España hasta el año 1988, un hecho que contrasta con la buena acogida que tuvo en otros países, después del interés despertado por su traducción al francés. Escribir en el exilio le dio la libertad de narrar la miseria de la posguerra con más libertad que los novelistas que permanecieron en el país; además, Salabert expresa el punto de vista de la clase obrera, los derrotados entre los derrotados, una conciencia rebelde que no se achanta ante la autoridad ni cuando se sabe vencida.