Déjenme que les cuente algo que, sin duda, ignoran y, posiblemente, les sea indiferente. Vale, estoy de acuerdo con ustedes, pero es una pequeña historia que me servirá de introducción a la tesis que trataré de defender y que, tal vez, tampoco les hará abrir los ojos de admiración.
Tengo 73 años y más de 50 años de profesión. Amo todos los deportes. Me gusta hasta el curling y ya ni les cuento lo que me encanta el ‘snooker’. Me entusiasma el fútbol y más MotoGP pero, en cierta época, cuando Fernando Alonso ganaba y ganaba, hasta conquistar dos títulos mundiales consecutivos (Renault, 2005 y 2006), la profesión me llevó junto a él. Y me lo pasé en grande, pese a que no me gusta nada el ambiente de la F-1. ¡Ojalá MotoGP no siga su camino!, aunque me temo que sí, y se mantenga un mundo cercano, amigable, casi familiar, cómplice.
Hecha esta introducción les diré que uno de los diez días más felices de mi carrera profesional lo viví, el 7 de julio de 2004, cuando Alonso me invitó a la sede del equipo Renault F-1, en Enstone (Oxfordshire, Inglaterra). Me pasé todo el día con él y, cuando digo todo el día, es todo el día. Comí espagueti al pesto, frente a él, en su mesa de trabajo. Es más, disfruté como un animal no solo de sus conocimientos, sino con su compañía, encanto y simpatía a raudales. De ello hace, ahora, 21 años, en serio, 21 años.
Fernando Alonso, a sus 44 años, sigue ilusionando a buena parte de la prensa especializada, pese a que su última victoria en el Mundial de F-1 se produjo en 2013 y su último podio, en 2023.
Me trató como un príncipe siendo él ya un monarca. Me juró que al año siguiente lucharía por el título. Y lo ganó. Bueno, ganó dos seguidos.Hablamos, cómo no, del tema predilecto de ‘motorsport’, cómo y cuánto influye tener un buen coche o una buena moto para ganar o acercarse a ganar. “Michael Schumacher que es el mejor ¿no?, tiene dos décimas en sus manos, no tiene más. Ningún piloto, ni siquiera ‘Schumi’, puede convertir en ganador un coche inferior”.
Pasión por ser veloz
Y fue entonces cuando le pedí que me contara el secreto de la F-1. “Dinero, amigo, dinero. Cuanto más dinero, mejores ingenieros, mejores materiales, mejores motores, mejor aerodinámica, mejores estrategas, más medios, más evolución, más horas en el túnel de viento, mejor coche, mejor equipo, mejor piloto”.
Alonso, que rompió la barrera de la edad de muy joven siendo bicampeón del mundo con 24 y 25 años, está, ahora, rompiéndola con 44 años, enfrentándose a muchachitos tan hambrientos y apasionados como él de 19 años (Kimi Antonelli) o 20 (Isack Hadjar y Gabriel Bortoleto), que podrían ser sus hijos. Elegido por sus propios compañeros en imnumerables ocasiones como ‘piloto del año’, el ‘Nano’ demuestra un hambre, unas ganas, unas manos y una pasión por su deporte inusual, pues podría estar en su casa disfrutando de un montón de millones de euros, muy bien ganados.
Desencanto en Zandvoort
Alonso no engaña, es posible que sea el menos culpable de algunos titulares. «Alonso firma un viernes descomunal», “Alonso ilusiona y se cuela entre los dos McLaren en Zandvoort”, “Alonso ilusiona: ¡segundo en Zandvoort a milésimas de Norris!”, “Alonso huele la sangre” y “Alonso sueña en grande: ¡a solo 87 milésimas de Norris!” fueron los cuatro titulares del pasado viernes, en el GP de los Países Bajos, de la prensa especializada cuando el bicampeón, que no gana desde el 12 de mayo de 2013 (Barcelona, con Ferrari), acabó segundo el primer entrenamiento del fin de semana. Luego, fue 10º en la ‘quali’ y octavo en carrera. Su último podio data del 5 de noviembre de 2023, tercero en Sao Paulo.
Ferrnando Alonso, concentrado, durante la clasificación en Zandvoort. / Zak Mauger/Aston Martin F1 Team
Por qué los expertos de la F-1 siguen confiando e ilusionándose por alguien que no tiene, de momento, opción alguna de subirse al podio con asiduidad. Por qué Alonso los tiene tan anestesiados. ¿Ustedes dirían que quienes escriben así creen, realmente, que ‘El Nano’ ganará la carrera del domingo? ¿Quién se inventó, desde hace ya un montón de meses, desde que fichó por Aston Martín, la historia, el relato de ‘la 33’?
También les diré que no se puede hablar de este tema con los expertos de la F-1, pues todos te dicen que tú no tienes ni idea y que lo que hace Alonso con el Aston Martin es un milagro. Un milagro que no le sirve para acercarse al podio y, difícilmente, le mete en los puntos. Yo no le quito mérito a lo que hace el ‘Nano’ con los medios que tiene, yo con lo que alucino es con la fe que le tienen muchos o todos los escritores de la F-1.
Todas las esperanzas se centran en que el auténtico mago de la F-1, el diseñador Adrian Newey, recientemente contratado por Aston Martin, dibuje y cree un nuevo monoplaza que le permita competir al ‘Nano’ la próxima temporada.
Es posible que sea un tema de clics, es decir, que como, ahora, el mundo, también el del periodismo, va encaminado a conseguir los máximos clics posibles en la web, mejor ser optimistas. Luego, si hablas con todos ellos, todos encuentran razones, miles, para el desfallecimiento (continuo) de Alonso o su Aston Martin.
Yo entendería, por ejemplo, que todos mis colegas estuviesen ansiosos, locos, ilusionados, soñadores, adivinos, pensando en 2026 cuando aparezca, dicen, la magia del gurú Adrian Newey en el nuevo Aston Martin. Eso sí tendría una justificación, pero soñar cuando es solo el primer entrenamiento y, al día siguiente, el propio Alonso dice “ya se sabía que no íbamos a luchar con los top”, no tiene sentido alguno.
Y es que como dice uno de los mejores expertos españoles de F-1, alejado ya del ‘circo’ pero pendiente de todo lo que ocurre en ese campeonato, “nunca he leído una crónica de un entrenamiento del Barça donde se diga, donde se cuente, que Pedri ha hecho un entrenamiento prodigioso y está que se sale, jamás”.
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