-Ha participado en dos actividades de las Fiestas de Toro; la primera, la Fuente de Vino, ¿qué le vio a ese novillo para animarse a sacar los trastos?

-Iba con la intención de torear porque tengo dos amigos en Toro, Juan Carlos y Víctor, que siempre me animan. El novillo lo habían cortado un montón de veces, era de Santos Alcalde, no estaba muy seguro de si podría embestir bien o no, pero lo probé con el capote y vi que se desplazaba y por eso cogí la muleta; le pegué algún lance y algún muletazo bueno. Me alegro de haber salido. La gente estuvo muy receptiva y los cortadores, incluso.

En mi época de novillero, toreé mucho, tanto en novilladas como fuentes de vino, en las plazas portátiles que ponían allí, pero la plaza de Toro tiene un encanto especial, ese marco a mí me inspira bastante.

-También dio una clase de toreo para niños, que estuvieron muy atentos a sus explicaciones. ¿Qué siente cuando ve que niños de tan corta edad se interesan así?

-Me llamó la atención, sobre todo, esa atención que tenían. Desde ya hace unos años, me estoy dando cuenta de que la gente joven está volviendo un poco a tomar interés por los toros y por otras cosas, pero por lo que a mí me toca, que son los toros, lo estoy viendo; cuando salen los toreros a hombros en las plazas, y en los tendidos también, hay un montón de gente joven. Pero de estos niños, que eran muy pequeños, me llamó la atención que estaban muy pendientes y que me reconocieron porque me habían visto en la Fuente de Vino. Y me sorprendió que, cuando di la clase práctica, después de la teórica, ya tenían la intuición de que habían jugado al toro.

-¿Cree que que aprendan con estas actividades es uno de los caminos para seguir creando afición en las nuevas generaciones?

-Sí, seguramente. Ahora es el momento porque es como que hay cierta demanda por parte de los niños, se ve que cada vez son más los que se van interesando por el tema taurino, tanto en lo popular, recortes y demás, como en el toreo, que, para mí, es lo mismo. El que es aficionado a una cosa, al final, lo es a la otra. Creo que son actos que vienen muy bien; tanto lo cultural, como el taller de pintura que impartió Mer Fidalgo, como la práctica y la teoría de la tauromaquia; creo que van unidos y creo que esos chavales del otro día es muy difícil que no sean buenos aficionados en un futuro.

-En agosto, también participó en una clase práctica en Morales de Toro con Antonio de Luisa para conmemorar la primera novillada que torearon juntos allí, ¿qué sensaciones le quedan de esa tarde?

-Estuvo muy bien, gracias a Antonio, que lo organizó todo. Hace 25 años, toreamos la primera novillada que se organizó en Morales, es una plaza muy particular y con mucho sabor; entonces, estuvimos muy bien, y el otro día, también, no se mataron los novillos; hizo un poco de aire, pero tengo un recuerdo extraordinario de la tarde. Estuve muy a gusto con un novillo que no salió tan bueno del todo como Antonio deseaba, pero me dejó estar.

-Está cerca de cumplir 20 años de alternativa, ¿qué ve cuando echa la vista atrás?

-Uf, que ha pasado mucho tiempo. Es algo que siempre me he sentido orgulloso de conseguir. Yo soy un torero un poco atípico porque la tomé con 33 años, después de muchos de danzar por ahí, pero doy gracias por toda mi trayectoria, haya conseguido unas cosas u otras. El hecho de torear, para mí, es lo más importante, y de sentirme torero de vez en cuando; mucho más que el éxito u otras cosas que, a lo mejor, puedas ir buscando obsesivamente. Solo el hecho de conseguir tomar la alternativa y de la forma que lo conseguí, que fue para mí muy meritorio, con ese cartel (El Juli, como padrino y Talavante, como testigo) y en Valladolid… es satisfacción. Por lo menos, el haber cogido un camino en el que no me he engañado y que es el que realmente me gusta, independientemente de que consiga éxitos o no. Mi mayor satisfacción es haber hecho las cosas que he querido sin ponerme metas exitosas.

-Se habla mucho que deberían abrirse los carteles a los toreros jóvenes, ¿pero qué hay de los veteranos como usted?

-Yo creo que se dan oportunidades, ahí está la Copa Chenel, pero es muy difícil. Creo que no está peor que otras veces. Como aficionado, me gustan los carteles en los que hay un torero veterano, una figura y un torero emergente, pero, al gran público, seguramente, le guste más ver a tres figuras.

Rubén Sanz y Javier Herrero son dos toreros veteranos a los que han puesto en Madrid y me alegro mucho de que se den ese tipo de oportunidades y les reconozcan el esfuerzo que llevan haciendo tantos años, es necesario. Voy a ir a verlos.

-Acaba de mencionar la Copa Chenel, ¿en algún momento se le ha pasado por la cabeza echar la solicitud?

-Sí, mentalmente, todas esas cosas se le pasan a uno por la cabeza porque nunca se es del todo consciente de la situación que se tiene, pero, sí, yo sigo con esos pensamientos. Y agradezco tenerlos, aunque no he echado la solicitud, pero agradezco tener esa pequeña motivación de pensar que pudiera pasar, tanto eso como otras cosas como confirmar en Madrid. Para mí, no estaría bien decir aquí se acabó esto; simplemente, me ilusiono con cosas que seguramente sean imposibles, pero bueno.

Lo de la Copa Chenel, ojalá. Me encantaría, lo que pasa es que yo soy una persona que no hago nada, ni voy a echar la solicitud ni voy a llamar a nadie ni voy a hacer nada. Tendría que pasar un milagro o que alguien lo hiciera por mí porque yo soy incapaz, lo he sido siempre y es una cosa que no puedo pedir nada. Va en mi forma de ser.

-En su caso, aunque no esté toreando en las plazas, sale mucho al campo, ¿es una forma de seguir alimentando el alma de torero?

-Sí y, últimamente, es cuando más a gusto me estoy sintiendo toreando. Yo siempre he toreado ganaderías complicadas y demás y, ahora que estoy toreando en el campo y toreo animales bastante buenos, es cuando más a gusto me estoy encontrando. Es como que encuentro más sentido a lo que hago, supongo que será la madurez. Siempre me han gustado los toreros viejos porque me dan la impresión de que tienen un poso diferente, que, a lo mejor, es el de estar seguro de que lo que haces está bien y que te emociona de alguna forma.

-¿Le queda algún sueño por cumplir en el toreo?

– Sí, me queda confirmar la alternativa en Madrid. Lo digo con la humildad con la que estoy hablando. Sería engañarme a mí mismo si no dijera que no me gustaría, aunque también me da como un poco de vergüenza por lo imposible que lo veo.