[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE EL VERANO EN QUE ME ENAMORÉ]

«Me gusta El verano en que me enamoré, pero he odiado este episodio, necesitábamos un descanso de Jeremiah. ¿Por qué malgastar todo el episodio viéndole triste y a Belly persiguiendo una mochila?». «Me encanta Jenny y me encanta la serie, pero este episodio ha sido muy pobre, a nadie le importa si Jeremiah sufre». «Estoy enfadada porque parece que solo tendremos un episodio de Conrad y Belly juntos».  

Estos son solo algunos de los comentarios que vemos en el post con el que El verano en que me enamoré ha anunciado en sus redes La última llamada, el noveno y antepenúltimo episodio de la ficción televisiva, ya disponible en Prime Video. La cuestión (o la crítica) se repite: ¿por qué hay tanto de Belly (Lola Tung) y Jeremiah (Gavin Casalegno), y tan poco de Conrad (Christopher Briney)?

Y, sin embargo, el episodio 9 es el que más sentido narrativo tiene dentro de una tercera temporada que ha enturbiado demasiado el triángulo amoroso protagonista. A dos semanas del gran final de la serie, Jenny Han, autora de las novelas que han engendrado esta historia, por fin ha comenzado a reconducir el drama amoroso que vaticinaba un desastre insalvable. 

‘El verano en que me enamoré’ y la importancia del episodio 9

Fiel a la última novela de la saga de Han, Siempre nos quedará el verano, el episodio 8 puso fin a la relación de cuatro años entre Belly y Jeremiah. Tras confirmar que su prometida seguía albergando sentimientos por su hermano, Jere decidió detener la boda y su ya ex prometida optó por poner tierra de por medio huyendo a Europa. 

Sin embargo, la serie se ha tomado una licencia muy relevante respecto a las páginas: se ha guardado tres episodios para ahondar en una trama que los libros despachan con un epílogo final. En Siempre nos quedará el verano, después de que Jere y Belly cancelen el enlace, la historia salta a un epílogo situado dos años más tarde. 

Jenny Han nos cuenta brevemente que, durante ese tiempo, Belly ha vivido en España y ha reconectado con Conrad mediante cartas. La pareja se reencuentra finalmente en la graduación de la joven y decide darse una segunda oportunidad que desemboca en boda. 

En pantalla, nos va a llevar tres capítulos llegar al desenlace, sea o no el de las novelas. Por lo pronto, en el noveno episodio, El verano en que me enamoré se toma su tiempo para explorar las consecuencias de lo ocurrido en las 36 horas posteriores a la debacle de la boda. 

Belly aterriza en París al son de You’re On Your Own, Kid, de Taylor Swift, toda una declaración de intenciones. Seguimos a la protagonista tratando de sobreponerse a una serie de catastróficas desdichas por las calles de París (una plaza en la universidad que no existe, el robo de una mochila que contiene su anillo de compromiso), incidentes que finalmente la conducen a una fiesta en la que conoce a un nuevo grupo de amigos. 

Mientras, en Cousins, Jeremiah afronta el duelo saltando de la fase de negación a la de tristeza o la de ira, acompañado por Steven (Sean Kaufman) y Taylor (Rain Spencer). Conrad, en la casa de la playa, se enfrenta al rechazo de sus amigos y su hermano, a la vez que asume su responsabilidad en todo lo ocurrido. 

En los últimos minutos del capítulo, Belly se dirige al aeropuerto y llama a Jeremiah. Es la llamada que Jere ha estado esperando, aunque lo que va a escuchar no es lo que le gustaría: él, dolido y asustado, le pide que regrese para que arreglen las cosas, para volver a como estaban antes de decidir casarse, pero ella le responde que tiene que averiguar quién es en París. El episodio 9 es un avance razonable y necesario en la vida de todos los personajes, sobre todo en la de sus tres protagonistas. 

Un final y un nuevo comienzo para Belly, Jeremiah y Conrad

Belly, que ahora se presenta como Isabel (guiño a la maduración y a una nueva fase vital), opta por descubrir quién es sin un hermano Fisher a su lado, en una nueva ciudad, con una nueva pandilla de amigos, rompiendo con los lazos de dependencia que la atan a sus dos únicos amores. Sin embargo, solo han pasado unas horas desde que su mundo se haya venido abajo y es totalmente lógico que se aferre al anillo de Jere, de su mejor amigo y su pareja durante cuatro años. 

Jeremiah, por su lado, merece el espacio que este capítulo le concede para hurgar en el dolor que siempre precede a una ruptura inesperada e indeseada. El personaje ha sido sepultado por una avalancha emocional desde que ha confirmado que Belly sigue queriendo a Conrad y, además de a su pareja, ha perdido a su hermano. Tiene sentido que añore a Belly, que quiera arreglar las cosas para no sufrir, que busque desesperadamente acallar el dolor. 

Este episodio es tanto de Belly como de Jeremiah, el cierre que una relación duradera merecía en una temporada que a menudo ha minimizado y caricaturizado al pequeño de los Fisher, y por fin compensa al espectador, sea del bando que sea, permitiéndole acompañarlo en su devastación y confusión emocional. Su incapacidad de dormir sin su novia de cuatro años, su desprecio hacia el hermano que lo ha traicionado o ese abrazo final con su padre son el inicio de un largo camino de sanación. 

En cuanto a Conrad, si bien no dispone de mucho tiempo en pantalla en este capítulo, por fin la serie le deja empezar a crecer haciéndolo responsable de sus acciones y sus sentimientos. El mayor de los hermanos necesita cerrar etapas como el que más, y sus conversaciones con Steven, Taylor o Adam (Tom Everett) son el comienzo de un arco de redención fraternal, a la vez que le abren los ojos sobre la necesidad de dar espacio a Belly y curar sus propias heridas. 

La última llamada es un paso doloroso (para todos) en la dirección correcta, hacia adelante. Es un relato de ruptura reciente, con los sentimientos a flor de piel y los ojos llenos de lágrimas. Es enfado, angustia y culpabilidad, porque sin transitar todas esas emociones incómodas pero inevitables no se puede llegar a un desenlace satisfactorio. Liquidar este romance con un epílogo como el de las novelas habría sido vago y anodino.

Aún quedan dos episodios más para saber cómo termina El verano en que me enamoré y Jenny Han bien podría decidir mantenerse fiel a la novela original o sorprender a los lectores cambiando el desenlace. Pase lo que pase, este noveno episodio ha recuperado la lógica narrativa, fiel a los hechos, al contexto y al carácter de sus personajes, y ha sentado las bases para un final de temporada que, aunque no contente a todos, tal vez sí los convenza.