El centro de Madrid ha amanecido con un inusual ajetreo en el icónico Viaducto de Segovia. El montaje de carpas, la descarga de equipos de camiones y el trajín de un numeroso equipo técnico han alertado a los transeúntes, pero para muchos vecinos se trataba de una escena familiar.
El emblemático puente, una vez más, cambiaba su rutina diaria para convertirse en un plató de cine, en esta ocasión para el rodaje de la serie navideña ‘Saldremos de esta’, de la productora Lapurreta Zinema.
Un equipo de más de 80 personas ha trabajado durante todo el día con un objetivo claro: tener todo preparado para el comienzo del rodaje a las ocho de la tarde. La logística es compleja y requiere una meticulosa planificación.
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Coque, el director de arte de la serie, explicaba el proceso mientras señalaba un coche preparado para la grabación: «Este coche está esperando para grabar, o sea, es como un actor. Está esperando aquí para que llegue todo el equipo».
«Venimos un poco antes por las reservas de espacio y demás. Se corta la calle, vamos a hacer un medio atasquito aquí y nada, se reservan siempre los espacios para los camiones eléctricos, camión de cámara, coches de escena», detalla Coque, destacando la coreografía necesaria para integrar la producción en la vida de la ciudad sin colapsarla.
Lejos de sorprenderse, los residentes de la zona observaban los preparativos con una mezcla de curiosidad y normalidad. «Ya estoy acostumbrada», declara una vecina con total naturalidad. Otro, que lleva más de dos décadas viviendo en la zona, asegura que ha presenciado rodajes como este al menos una decena de veces.
La actitud general entre los madrileños ha sido de comprensión e incluso orgullo. «A todos nos gusta ver calles conocidas cuando vemos una película, cuando vemos una serie o lo que sea», asegura otra vecina, reconociendo el atractivo de ver los escenarios de tu vida cotidiana transformados en arte.
El rodaje de esta noche confirma, una vez más, el estatus de la capital española como una de las ciudades favoritas del séptimo arte. Madrid, con sus calles llenas de historia y sus monumentos reconocibles, no solo es el hogar de sus habitantes, sino también un escenario global listo para contar todo tipo de historias.