El indulto a un toro bravo constituye uno de los momentos más excepcionales en la tauromaquia, ya que está reservado solo para los ejemplares más destacados por su bravura, nobleza y comportamiento excepcional en la plaza. Ahora, el término se ha vuelto a escuchar porque este año, el toro ‘Tapabocas’ ha sido el protagonista de una historia digna de la tauromaquia, un toro que, tras una emotiva y feroz faena en la plaza de toros de Bilbao, salvó su vida.

Algo que no es un recurso frecuente, ni mucho menos en Aragón, donde a lo largo de las últimas décadas tan solo se han concedido tres indultos documentados, todos ellos con carácter histórico y gran repercusión en el ámbito taurino.

El primero se remonta a 2014 en la plaza de La Misericordia de Zaragoza, donde el novillo ‘Quejoso’ pasó a la historia como el primer ejemplar indultado en los más de dos siglos y medio de vida del coso zaragozano. Aquel hito abrió un capítulo inédito en la feria del Pilar y marcó a fuego el nombre de la ganadería de Los Maños.

Dos años después, en 2016 y en Cella, una de las localidades turolenses más famosas en el mundo del toreo, vivió otra tarde para el recuerdo. En este caso, el toro ‘Palmero’, también de la casa de Los Maños, fue indultado tras una lidia de enorme emoción y entrega por parte del torero y de los aficionados. El reconocimiento supuso un espaldarazo definitivo a la ganadería aragonesa, que se consolidó como referente en el campo bravo.

El tercer y último indulto registrado en Aragón tuvo lugar en Tarazona, en agosto de 2022, cuando Antonio Ferrera, en una tarde memorable, logró salvar la vida a Indómito, un ejemplar de Fuente Ymbro. El suceso tuvo además un matiz normativo singular, pues el reglamento taurino de Aragón no contempla el indulto en plazas de tercera categoría, condición de la de Tarazona. Pese a ello, la bravura del toro y la entrega del público hicieron posible una concesión que la crítica ha calificado de «histórica».

En resumen, tres toros han sido indultados en la historia de las plazas de toros de Aragón. El primero, ‘Quejoso’ en el año 2014 y en Zaragoza, después ‘Palmero’ en Cella en el año 2016 y el último, ‘Indómito’ en Tarazona hace tres años. Tres nombres que forman parte de la memoria taurina de Aragón, testimonio de que el indulto, aunque excepcional, tiene lugar a veces.