La vigente reina de Europa hasta que otra la releve el próximo día 14 abdica pese a su conmovedora muestra de orgullo el último día. … Una lección de casta insuficiente para mantenerse en un torneo que abandona por la puerta de servicio. Cierto que peleó un duelo de horribles hechuras en el minuto 8 (14-30) frente a la Grecia del formidable Giannis Antetokounmpo. Pero pagó el peaje del alumno que deja los deberes para el final, algo que suele deparar malas consecuencias.
La causa no ha de buscarse en la lógica derrota ante el cuadro heleno. Hunde sus raíces en el pésimo arranque del campeonato que le castigó con la justa derrota frente a la modesta Georgia. Así que el equipo nacional verá los cruces de dieciseisavos por televisión, un desenlace cruel para la brillante trayectoria de Sergio Scariolo en el banquillo. El estratega no ha reeditado esta vez el milagro que aupó a La Roja a lo más alto del podio hace tres años en un éxito tan sorprendente como merecido.
Ahora se queda al margen de lo bueno en un lote que incluía no a la mejor Italia, precisamente, y a conjuntos de rango medio siendo generosos como Bosnia y Georgia. Anduvo cerca de procurarse una alegría de última hora cuando el imberbe Saint-Supery adelantó a España (84-82, minuto 38). Pero como ya sucedió el martes ante la ‘azzurra’, La Roja volvió a cerrar el partido de mala manera.
Atrás por ciertas condescendencias ante esa fuerza natural que es ‘Anteto’, un búfalo casi incontenible en carrera o bajo el aro, y alfombrando las penetraciones del veterano Sloukas. Y ya, para tirar la pared a cabezazos, el drama de los tiros libres, un mal recurrente durante todo el torneo, esos penaltis que tantos duelos deciden sobre el filo y a los que no se les presta la debida importancia. Dos de ocho en el tramo final con tres errores consecutivos de Juancho, una de las enormes decepciones del Eurobasket.
España
De Larrea (6), Yusta (9), Parra (7), Aldama (12), Pradilla (14) -cinco inicial-, Saint-Supéry (13), Brizuela, Puerto (2), Willy (6), Juancho (5), López-Arostegui (12), Sima.
86
–
90
Grecia
Sloukas (12), Dorsey (22), Katsivelis (3), Papanikolau (11), G. Antetokounmpo (25) -cinco inicial-; Mitoglou (2), Toliopoulos (4), T. Antetokounmpo (1), K. Antetokounmpo (6), Kalaitzakis (4), Larentzakis.
-
Parciales:
20-31, 15-19 (35-50 al descanso), 28-18 (63-68), 23-22. -
Árbitros:
Vázquez, Kozlovskis y Praksch. Excluido por faltas Toliopoulos (m.39)
Muy significativo que Scariolo confiara el vuelco favorable de un compromiso que incitaba al desaliento en el descanso a sus dos bases juntos, dúo de notable porvenir y aún ternura actual. Casi sin noticias de los hermanos Hernangómez, espectros en el torneo cuando estaban convocados a liderar el grupo junto a Aldama y Brizuela. Pues la pareja de chavales cuajó un segundo tiempo de nivel que acercó el barco al muelle. Sólo que cerca de él encalló con todas sus limitaciones.
El partido que cerraba la fase nacía de nalgas al conocerse la derrota previa de Georgia que obligaba al abatimiento de Grecia, un bloque mucho más atlético que el español. Para colmo, la extrema vigilancia al fenómeno de los Bucks destapaba su versión generosa y mirilla panorámica en beneficio del nacionalizado Dorsey desde el arco. El combinado de Vassilis Spanoulis quebraba todos los palillos de la barraca con una puntería ajena a este mundo. De ahí el 14-30 que presagiaba una tunda poco antes de concluir el primer cuarto.
Pero a esta entrega descafeinada de La Familia no se le puede negar la fe. Va corta de argumentos, rácana en ataque pese a su desmelenamiento tras el descanso y por debajo de bastantes rivales en la vertiente atlética del baloncesto. Y, sin embargo, sus actores secundarios se conjuraron para disputar el triunfo a una Grecia muy cómoda casi hasta el intermedio y enviando luego avisos de socorro a su estrella para eludir la derrota.
López-Aróstegui, intrascendente en ataque hasta el último día, selló ocho puntos en el segundo acto que se unieron a la rebelión de Pradilla. De modo que el 33-38 del minuto 15 anunciaba partido. Pero cada vez que el grupo heleno sentía el acercamiento español iba Giannis Antetokounmpo al rescate. A Scariolo sólo le faltó llamar al utillero para defenderlo y los ‘tres contra uno’ en ciertas fases le amenazaron de agobio.
Con los actores de reparto sobre el escenario y los presuntos protagonistas alentando desde el banquillo se vislumbró otro capítulo milagroso en el libro gordo de Scariolo. Pero el soberbio ‘tres-cuatro-cinco’ que coronó hace cuatro años a Milwaukee desguazó las ilusiones de La Roja. Una esperanza carcomida por otro epílogo muy deficiente y esa lacra desde el punto de penalti para firmar un adiós prematuro. La reina ya no lo es.