Es oficial. 2025 está trayendo de vuelta tendencias retro que creíamos que nunca más volveríamos a ver en el interior de nuestros hogares. Pero lo cierto es que vuelven porque hemos encontrado el encanto en esos detalles que, hace años, decoraban las casas de nuestros abuelos. Tejidos bordados, colocar fotografías familiares para dar vida a esas paredes vacías… Y los expertos están de acuerdo con todo ello.
De hecho, hemos hablado con la interiorista Lara Carceller, quien nos ha dado su propia visión personal (y profesional) sobre cuáles son esos elementos que volveremos a ver en los meses que quedan de año de nuevo en nuestras estancias. Ella lo tiene claro, ¡y nos lo cuenta a todo detalle! Descúbrelo.
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Una conversación sobre tendencias de antaño que vuelven a estar de moda, con la interiorista Lara Carceller
Foto: Amador Toril, Proyecto: Silvia Trigueros, Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia
¿Hay algún elemento decorativo que te recuerde a casa de tus abuelos y que ahora esté volviendo con fuerza?
Hay un detalle que recuerdo muy presente en casa de mis abuelos y que últimamente vuelve con
mucha fuerza: las fotografías familiares. Antes era habitual encontrar retratos enmarcados sobre
aparadores, mesas auxiliares, en las paredes del pasillo… Y creo que, aunque ahora hacemos
miles de fotos con el móvil y las guardamos en la nube, está resurgiendo ese deseo de imprimir
nuestras fotos favoritas y darles un lugar en casa. Ya sea a través de retratos espontáneos o de
sesiones con fotógrafos profesionales, volvemos a querer rodearnos de imágenes que nos
conectan con las personas que queremos.
Otro elemento que me transporta directamente a esa época son los textiles bordados a mano.
Cojines, mantelerías, servilletas, incluso toallas con iniciales. Este tipo de piezas, muchas veces
heredadas o artesanales, tienen un valor sentimental y estético que va más allá de la tendencia.
En un momento en el que valoramos lo auténtico y lo hecho con cariño, estas piezas cobran más
sentido que nunca.
Foto: Amador Toril
¿Por qué crees que detalles como los bordados, los jarrones clásicos o los colores maquillaje vuelven a inspirar el interiorismo actual?
Creo que vivimos un momento en el que buscamos rodearnos de objetos con alma. Después de
años de minimalismo muy limpio, ahora volvemos a apreciar los detalles, las texturas, lo hecho a mano. Lo bordado o lo clásico no se ve ya como algo “anticuado”, sino como una forma de añadir
historia y carácter a un espacio.
También es una forma de volver a conectar con el ritmo lento, con lo artesanal, con lo único. Los
jarrones de cerámica con formas tradicionales, los colores, maquillaje o empolvados —como el rosa antiguo, los beiges cálidos, los verdes salvia— aportan calma, elegancia y un punto nostálgico muy acogedor. Creo que todo esto responde al deseo de hacer de nuestra casa un refugio más personal y emocional.
¿Has incorporado algún mueble u objeto heredado de tu familia en tus proyectos actuales?
Sí, tengo la suerte de conservar mantelería bordada a mano de mis abuelas, piezas delicadas que
cuido muchísimo y que utilizo en momentos especiales. También tengo algunos elementos de vajilla con valor sentimental, como tazas o fuentes que me regalaron, y que me gusta combinar con piezas más actuales en la mesa.
No se trata de hacer una casa de época, sino de introducir pequeños guiños que aporten
autenticidad. En mis proyectos, si el cliente tiene algún mueble, objeto o textil con historia familiar,
intento siempre buscarle un sitio. Integrar ese tipo de piezas hace que los espacios no solo sean
bonitos, sino que cuenten una historia única y significativa.
Foto: IKEA
¿Te ha pasado alguna vez que has rescatado una idea que, de pequeña, no entendías o incluso rechazabas?
Sí, totalmente. Recuerdo que de pequeña no me gustaban nada las puntillas, los encajes o ciertos
textiles que veía en casa de mis abuelas… Me parecían antiguos y recargados. Pero con el
tiempo he aprendido a apreciar algunos de esos detalles, sobre todo cuando se integran con
equilibrio y con una mirada más actual.
Ahora, por ejemplo, me encanta recuperar una colcha blanca de hilo bordada para un dormitorio
contemporáneo. Combinada con tonos suaves y materiales naturales, aporta una sensación de
calma, calidez y autenticidad. No se trata de recuperar todo tal cual, pero sí de reinterpretar ciertos
elementos con respeto y coherencia, y darles una nueva vida.
¿Crees que esta tendencia responde a una necesidad emocional de reconectar con
nuestras raíces?
Sin duda. Creo que cada vez valoramos más lo que tiene un significado emocional. En un mundo
tan acelerado y digital, hay una necesidad real de reconectar con nuestras raíces, con nuestras
memorias familiares, con las historias que nos han construido.
Objetos como una vajilla heredada, una fotografía enmarcada o un mantel bordado no son solo
decoración: son símbolos de identidad. Aportan calidez, nos evocan momentos vividos, nos hacen
sentir en casa. Esta tendencia también refleja un cambio en la forma en que consumimos:
preferimos piezas únicas, de calidad, que duren y que nos representen. Y si, además, nos
conectan con nuestras abuelas, con nuestras casas de infancia o con personas que ya no están,
el valor es aún mayor.
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