Cicinho (Sao Paulo, 1980) no estuvo ni dos años en el Real Madrid, pero fue tiempo suficiente para dejar un reguero de anécdotas. Era un lateral derecho prometedor que llegó a los Galácticos, donde nunca llegó a adaptarse. Cuenta el ganador de una Libertadores con Sao Paulo que el club blanco rechazó a Dani Alves por él, aunque la apuesta salió mal. Cícero Joao de Cézare tuvo problemas recurrentes con el alcohol como jugador. Consiguió desintoxicarse y ahora es, comentarista deportivo ocasional y predicador cristiano a tiempo completo.
«Bebía café para quitarme el aliento a alcohol»
Siempre tuvo mucha fe. Tanta, que vivió, en una de sus interminables borracheras, una experiencia milagrosa. «Vi a Jesucristo después de tomar 18 caipirinhas y 14 cervezas», desveló después de retirarse por los problemas recurrentes en la rodilla que arrastró hasta su retirada a los 37. Bebía tanto que sufría alucinaciones. “Si me preguntan si alguna vez he ido borracho a entrenar con el Real Madrid, lo hice», aseguró el brasileño.
¿Eran conscientes Luxemburgo, López y Capello de la situación de Cicinho? «Bebía café para quitarme el aliento y me bañaba con perfume. En mi profesión, como futbolista profesional, era fácil. No necesitaba dinero para conseguir bebida, la gente me la daba feliz en los restaurantes…», relató Cicinho, quien ha hablado de lo vivido en numerosos foros para que su experiencia sirva de ejemplo a otros casos similares.
Porque su relación tóxica con el alcohol empezó muy pronto. “Cuando tenía 13 años probé el alcohol por primera vez y ya nunca paré. Vivía en el campo y los fines de semana nos reuníamos con los amigos. Salíamos a las plazas, discotecas. Yo pedía a los adultos que fueran a comprar y bebía a escondidas de mis padres y de la policía”, señaló el brasileño, quien considera que «el alcohol te rodea de gente a la que le gusta ese estilo de vida y te quiere excluir del resto».
La novatada que le gastó Ronaldo Nazario
Cicinho vivió experiencias hilarantes desde su aterrizaje en el Real Madrid: «Después de presentarme, tuve la primera sesión de entrenamiento. López Caro posicionó en un campo reducido a los titulares y a los suplentes. Yo estaba con los suplentes. Ronaldo me estaba traduciendo las instrucciones del entrenador. Me dijo: ‘Cuando venga la pelota a mí, sólo haz de sombra, yo intento driblar y marcar gol, ¿de acuerdo? Eso es lo que el míster ha dicho’. Yo dije que estaba bien, que dejaría que golpeara para que marcara», recordó Cicinho. Aquello fue una novatada.
La broma provocó la primera bronca de López Caro: “La pelota llegó, solo hice la sombra, Ronaldo se fue por el lado y marcó el gol. Pero entonces el entrenador me vino desde lejos gritando y maldiciéndome: ‘¿Qué pasa, chico?’ Vaya puto susto… Me quedé con la cara en el suelo. En ese momento pensé: ‘Voy a tener que pedir volver a Sao Paulo». Roberto Carlos también le recriminó su actitud: «¿Me estás tomando el pelo?’. Yo le dije que no, que Ronaldo me había traducido que sólo tenía que ser la sombra en la jugada. Yo me lo creí”. A decir verdad, Cicinho también puso de su parte para ser objeto de mofa.
“A mí me pusieron entre Beckham y Robinho, seguido de Roberto Carlos, Ronaldo y Zidane. Entonces yo coloqué un vaso de zumo en la mesa y se me cayó a la pierna de Beckham, en su traje. Bajé la cabeza y pensé: ‘Oh dios, ¿por qué?’ Podría haber sido cualquiera, pero tenía que ser en el hombre al que realmente le importa su aspecto’. No le conocía, nunca habíamos coincidido antes. Pero él se levantó y me dijo que no pasaba nada. Pensé que iba a ser mi mejor amigo”.
Los 25.000 euros que gastó por miedo a Beckham
Y realmente lo fue. O por lo menos lo intentó. «Fue sólo una vez, pero me gasté 25.000 euros en la tienda donde compraba Beckham. No lo recuerdo como una experiencia agradable. Compré tres prendas de ropa y cuando le pregunté a la vendedora por la cuenta y me dijo la cifra… ¡25.000 euros! Pero si la dependiente le decía a David que al final no compré nada… ¡Qué vergüenza! Una mala elección, ya que me habré puesto unas tres veces esa ropa», relató el brasileño.
Cicinho vivió situaciones convulsas en un vestuario que saltó por los aires varias veces. En 2006 se vio involucrado en un altercado en el entrenamiento en el que Robinho le hizo una bicicleta a Gravesen. Después otra filigrana, hasta que el ‘ogro’ danés le dio un puñetazo en el pecho. Baptista y Cicinho intervinieron en la discusión para evitar un incendio: «Casi si me golpean por culpa de Robinho. Cuando le pegaron a Gravesen, entramos para que no se acercara a Robinho, ¿y a quién está mirando? A mí. Corrí al vestuario. Baptista lo agarró, iba a matar a Robinho, pero yo estaba delante y también iba a recibir«.
Cicinho llegó en enero de 2006 como uno de los últimos fichajes de Florentino Pérez en su primera etapa como presidente blanco. Resultó un fiasco, como otros de aquella época en la que el presidente blanco se fue del club asegurando que había «malcriado» a los Galácticos. El Real Madrid llegó a pagar 7,8 millones por el al Sao Paulo. Fue traspasado a la Roma por 15 millones, donde estuvo hasta 2012, con cesiones al Sao Paulo y Villarreal.
Ya con 31 años, volvió a Brasil, para jugar en el Sport Recife. Antes de retirarse en el Brasiliense FC, tendría una experiencia en el fútbol turco, en el Sivasspor. Su esposa, Marry, a la que conoció en Italia, fue su salvación: «Ella me animó a conocer los principios que tenía, que eran orientados a la palabra de Dios, y fue así cómo conseguí mi rehabilitación». En su nueva y rehabilitada vida se hizo predicador evangélico y comentarista televisivo. También pesca mucho y escucha música gospel. Y, por suerte para él, ahora solo ver a Jesucristo cuando cierra los ojos y reza firmemente.