Cubierta del libro "Vista del abismo", publicado en 2025.

Cubierta del libro «Vista del abismo», publicado en 2025.

Foto: Archivo Particular

Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

En Vista del abismo (Alfaguara, 2025), Tomás González vuelve al terreno breve con una colección de cuentos que confirma la madurez de su obra. El autor colombiano, recientemente distinguido con el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, reúne relatos que examinan el filo de la existencia: lo cotidiano que se abre hacia lo extraño, lo íntimo que se descompone en silencios, lo natural que deja de ser fondo para volverse protagonista. En cada historia, la mirada serena e irónica de González despliega un mundo donde el abismo no solo es vacío o muerte, sino también lo inasible: aquello que emerge cuando el agua retrocede, cuando un vínculo se fractura o cuando la vida insiste en su fragilidad.

Vista del abismo – Tomás González

  • Mi vida había alcanzado cierta perfección. Disfrutaba de lo que hacía, de lo que planificaba.
  • Resistí hasta estar seguro de que mi disfraz se había convertido en lo que yo había querido.
  • Tenía ideas delirantes, nihilistas, de no existencia.
  • La negligencia del individuo y la falta de responsabilidad del funcionario eran los peores males entre los muchos que pudrían las raíces de la sociedad.
  • Uno debe escoger muy bien a las personas que van a acompañarlo a esos lugares de alegría y magia.
  • Había logrado aceptar, sin rebelarse, las monstruosidades que forman parte de la pintura general del universo.
  • Se arrima uno apenas un poco a los seres humanos y empieza a enredarse todo.
  • Caballo y jinete conservaron su fuerte melodía, su armonía.
  • Lo pequeño conforma el mar de la vida.
  • Si todo hubiera sido distinto, todo sería diferente…
  • Habían decidido cerrarle la puerta al problema con el método de no pensar en él.
  • Las cosas no son como se llamen, piensa, son como son.
  • Hay cosas para las que uno no cuenta, sino con uno mismo si se quiere defender, o se enloquece.
  • Para mí refinada es una mochila arhuaca a la que se le ve ahí mismo la perfección que dan la repetición, el afecto, el tiempo.

Por Isabel López Giraldo