Domingo, 7 de septiembre 2025, 12:10
yer en Andújar fue un festejo triunfal, incluso triunfalista, con un final apoteósico con los tres toreros a hombros por la puerta grande, tras aprovechar en gran parte la noble corrida de la ganadería de Antonio Bañuelos. Muchas orejas, algunas discutibles, pero pedidas mayoritariamente por un público festivo que buscó divertirse y lo encontró, al margen de qué lo que se viera en el ruedo fuera más o menos bueno o importante. Dio igual, los toreros fueron premiados gracias a un público entregado y un presidente que se sumó a la fiesta.
La corrida de toros de ayer en Andújar con motivo de sus ferias y fiestas en honor a San Eufrasio congregó una entrada bastante. La afluencia de público en los tendidos del histórico coso taurino iliturgitano superó por poco la mitad de su aforo, quizás algo más.
Centrándonos en lo puramente artístico, el festejo tuvo algunas cosas de interés. Empezando por la corrida de toros lidiada. Los toros del frío, cómo así son definidos los astados de Antonio Bañuelos -pastan en tierras burgalesas- tuvieron una aceptable y correcta presentación. No podemos olvidar que Andújar es plaza de tercera categoría, pero la corrida de Bañuelos fue preciosa de hechuras y láminas.
En conjunto salieron nobles y colaboradores para los toreros, con alguna excepción, cómo el segundo, muy bonito de hechuras que luego no terminó de romper a embestir cómo se esperaba.
Alejandro Talavante
Es una figura del toreo ya consagrada, con idas y venidas, pero que mantiene su estatus de primera figura.
La tarde de ayer en Andújar sirvió de nuevo para verlo torear en esa versión que a todos nos gusta. Estuvo entregado en la lidia de sus dos toros.
En primer lugar sorteó un toro de bonita presencia que no terminó de romper en ningún momento. No permitió el lucimiento con el capote. Algo más en el quite por ‘chicuelinas’, pero con poco celo.
En la brega destacó el subalterno Álvaro Montes y en banderillas Javier Ambel que arriesgó una barbaridad en un excelente tercer par, siendo muy ovacionado.
Llegó muy justo de fuerzas el de Bañuelos a la faena de muleta. Alejandro Talavante realizó una labor en la que destacó sobre todo su toreo al natural, brillando en muletazos sueltos que tuvieron fino trazo. Labor limpia y sin apreturas rematada de «manoletinas» muy jaleadas. Su estocada fue entera paseando la primera oreja de la tarde.
Con el cuarto sin consiguió lucirse a la verónica pero en lances sueltos. Pareció mejor el toro, teniendo nobleza y colaborando con el torero. Antes de la faena de muleta tomó una discreta vara y se lució en banderillas Álvaro Montes.
Se fue decidido el torero a brindar al público su faena de muleta. Toreó a placer el extremeño aprovechando la nobleza del toro, que, aunque bueno, tuvo sus teclas. La labor fue cogiendo intensidad conforme avanzaba, encontrando sus mejores momentos al natural, dónde brilló su mano izquierda. Toreó con limpieza y sin apreturas en una labor también larga, demasiada para las condiciones del toro que tenía enfrente. La suerte suprema no la hizo cómo mandan los cánones pero si fue efectiva tras un descabello, cortando dos orejas muy benévolas.
Emilio de Justo
El también extremeño Emilio de Justo es un seguro en los carteles. Lo da todo y eso es de agradecer. El público se entregó en todo momento, teniendo una tarde, una más, de un triunfo incontestable, en una temporada sublime de un torero que no toca techo.
Durante la mañana del festejo acudió a la capilla del Antiguo Hospital, dónde se encuentra la Hermandad del Buen Remedio, para acompañar a los integrantes de la misma en un acto sencillo y de agradecimiento cuándo Emilio de Justo fue cogido gravemente en Madrid un Domingo de Ramos durante la temporada del 2022, con lesiones muy graves que cuestionaron su vida y su carrera. La Hermandad le dedicó una «levantá» en su salida procesional unos días más tarde, concretamente el Jueves Santo, en un bonito detalle que el torero quiso agradecer años más tarde acudiendo a la Capilla dónde se encuentra los titulares.
Al segundo de la tarde, primero de su lote, un toro de hechuras perfectas del que se esperaba mucho y que finalmente no correspondió a sus perfectas hechuras. Nada que destacar en los primeros tercios.
Lo importante vendría después, cuándo el diestro cacereño hizo una apuesta clara en un poderoso comienzo por bajo. Desde ese momento el toro rompió a embestir por el lado derecho en dos tandas vibrantes y ligadas por parte de un entregado torero. Al natural, el toro tuvo muchas complicaciones, metiéndose por dentro y dificultando la labor. De vuelta al lado derecho subió de nuevo el nivel de la faena. Importante Emilio de Justo que remató su faena de muleta con una estocada entera, aunque algo suelta que fue suficiente. Paseó las dos orejas entre grandes ovaciones de un tendido rendido al torero extremeño.
Con el quinto de la tarde, otro toro tan noble cómo manso, vimos la versión de entrega absoluta y ganas de rematar su tarde. Lo consiguió a medias. Se lució en un quite a la verónica, dónde toreó de forma elegante y profunda, con una media de remate que fue excepcional.
En ese momento ya pudimos adivinar la mansedumbre del animal, que, sin embargo embistió y mucho en la muleta de Emilio de Justo.
La labor muleteril se realizó en todos los terrenos de la plaza, dónde el toro de Bañuelos buscaba la huía en todo momento. Pero Emilio le dejó la muleta en la cara consiguiendo ligar las series y los muletazos en labor de querer mucho más que de lucimiento. Si no hubiera fallado con los aceros el número de trofeos hubiera sido superior a la oreja paseada, que, de todas maneras fue muy generosa.
De todas formas la actuación de Emilio de Justo en general fue lo mejor de la tarde con diferencia.
Marco Pérez
La presencia de Marco Pérez era la gran novedad de la corrida de toros de ayer. Se presentó oficialmente cómo matador de toros en nuestra provincia. Nos acordamos de una triunfal tarde de novillero en esta misma plaza. Dejó una impresión fantástica, cortó muchas orejas y salió por la puerta grande..
Torero muy nuevo, de reciente alternativa. De menuda figura y apariencia frágil, se desenvolvió con oficio y pocas apreturas con un lote de toros de Bañuelos que tampoco lo pusieron en grandes aprietos. El joven salmantino va para figura grande del toreo. Lógicamente le queda todavía mucho camino por recorrer, pero su facilidad y sobre todo su capacidad lo pueden llevar a las cuotas más altas del escalafón.
Al tercero de la tarde, lo lanceó con soltura el joven torero. Volvió a lucirse en el quite por «chicuelinas». En banderillas se lució el subalterno Rafael González que tuvo que saludar una fuerte ovación.
Marcos Pérez brindó al respetable, realizando una labor que fue seguida y jaleada de forma exagerada. Estuvo bien sin más y cómo dice un amigo, sin entrar en detalles.
Labor de largo metraje, con muchas series y más muletazos que dijeron poco a los aficionados de verdad. Tuvo poco mando y menos templaza. No negamos sus ganas y entrega, pero a un torero de su potencial hay que exigirle algo más. Las dos orejas y el rabo que paseó son engañosas. Bien debería el torero de pensarlo, aunque el triunfo conseguido ahí quedó. Los números son importantes, pero las sensaciones de la faena no fueron las mejores.
Público y presidente llenos de generosidad premiaron con los máximos trofeos al joven y menudo torero que las paseó en una eterna vuelta al ruedo. Nunca un triunfo fue tan fácil. El sexto de la tarde buscó las tablas desde que salió por la puerta de chiqueros. No hubo lucimiento en los primeros tercios y si muchas dificultades para la cuadrilla tanto en la brega cómo en banderillas.
La faena de muleta fue un querer, pero poco por parte del torero y nada por parte del toro que desde el primer muletazo tiró la toalla. Estuvo delante demasiado tiempo delante del toro, jugándose una innecesaria voltereta que afortunadamente no llegó. El final se lo pueden imaginar, todos a hombros en un festejo dónde la generosidad se hizo presente ante el beneplácito de público y presidente.
Comenta
Reporta un error