Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Corrida de toros. Un cuarto de plaza en los tendidos.
Se lidiaron seis toros de Salvador Gavira García —el 3º como sobrero—, de juego desigual aunque con opciones.
El Cid, oreja y oreja.
Román, oreja y oreja.
Joaquín Galdós, oreja con petición de la segunda y oreja.
Los tres espadas salieron a hombros.
Alcázar de San Juan vivió ayer una tarde intensa de toreo en la que los tres matadores cumplieron las expectativas y mantuvieron la emoción de principio a fin.
El Cid mostró la solidez y el poso de su tauromaquia clásica. Toreo de trazo largo, ligado y rubricado con la concesión de una oreja de cada uno de sus toros.
El regreso de Román tras el grave percance sufrido en Requena fue otro de los grandes alicientes de la tarde. El valenciano se mostró entregado, con decisión y temple, lo que le valió cortar una oreja a cada toro de su lote y volver a sentir el calor de la afición en su vuelta a los ruedos.
La dimensión más rotunda llegó de la mano de Joaquín Galdós. El peruano cuajó una faena importante al tercero de la tarde, de la que pudo haber salido con dos trofeos de no ser por la negativa del palco. Aun así, paseó una oreja con fuerte petición de la segunda. En el sexto remató con otra labor compacta y de buen gusto, consiguiendo un nuevo trofeo.
El resultado fue una salida triunfal de los tres diestros a hombros, tras un festejo entretenido en el coso alcazareño.
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