El príncipe Harry vuelve a Londres y lo hace en una fecha muy significativa para la familia real británica, el tercer aniversario de la muerte de Isabel II. Pero esta no es la causa del viaje del hijo pequeño de Carlos III y Diana de Gales desde California al Reino Unido. Lo hace en solitario, Meghan Markle y sus dos hijos, Archie de seis años y Lilibet de cuatro, se quedan en Montecito. Y él, publica hoy The Sunday Times en palabras de un amigo, “está entusiasmado por la visita, feliz”. El lunes asiste a la entrega de los Premios WellChild, organizados por la organización benéfica que apoya a niños con enfermedades graves, de la que es patrocinador. El martes, estará en Nottingham para un evento centrado en ayudar a jóvenes afectados por la violencia. El miércoles y el jueves acudirá a recepciones privadas y reuniones con miembros de las ong a las que apoya.

Entre todo esto, la gran duda es si Harry verá a su familia. La relación con su hermano, el príncipe Guillermo, sigue siendo complicada, de ahí que un encuentro con él y Kate Middleton parece difícil. Carlos III sigue en Escocia con Camilla, pero podría regresar a Londres, o organizarse una escapada de Harry a Balmoral en caso de que ambas partes estuvieran conformes y dispuestas a dar un paso al frente encaminada hacia la reconciliación familiar. La última vez que Harry visitó a su padre fue en febrero del año pasado, en un viaje exprés poco después de que Buckingham revelara que Carlos III estaba recibiendo tratamiento contra el cáncer. No hubo foto.

En los últimos tiempos parece, sin embargo, que el príncipe Harry estaría dispuesto a revertir la situación con su familia, creada, en parte, por él mismo y Meghan Markle a través de explosivas entrevistas aireando sentimientos y trapos sucios, la publicación de su libro Spare, aparte de acudir a los tribunales para defenderse contra los tabloides o exigir que el gobierno pague su seguridad cuando él y su familia esta en territorio británico.

Tras perder esta última batalla —un duro golpe para un príncipe al que persigue la sombra de la trágica muerte de su madre—, el pasado mes de mayo confesó en la BBC que le encantaría volver a casa con su mujer y sus hijos, reconciliarse con su familia, que no tenía sentido seguir luchando —aunque le reprochaba a su padre no haber intervenido en su disputa por la seguridad— y que la vida es preciosa. Lamentaba no saber “cuánto tiempo le queda a mi padre”, dijo confiando en que “nos reconciliáramos”, y reconocía que algunos miembros de su familia nunca le perdonarán haber escrito su libro de memorias, ni “muchas cosas”.

En julio, los jefes de comunicación de Harry del rey se reunieron en Londres. Fotografiados, se entendió que aquella cita podría ser un primer paso hacia la reconciliación.