El picante divide opiniones: algunos lo aman, otros no lo soportan. Sin embargo, los estudios científicos apuntan a que incluirlo en la dieta podría estar relacionado con una vida más larga y saludable. La clave está en la capsaicina, el compuesto activo que da a los chiles su intensidad característica.

Investigaciones publicadas en revistas médicas de prestigio han encontrado que el consumo regular de alimentos picantes se asocia a una reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejora en el metabolismo y un efecto antiinflamatorio notable. La capsaicina estimula la circulación sanguínea, ayuda a regular el colesterol y favorece la salud intestinal.

Además, este compuesto tiene propiedades analgésicas y está siendo estudiado por su potencial en la prevención de ciertos tipos de cáncer. No se trata de exagerar con las dosis, sino de incorporar el picante como complemento dentro de una dieta equilibrada.

Desde un punto de vista cultural, el picante no solo aporta beneficios físicos: también despierta los sentidos y añade intensidad a la experiencia de comer.

Tal vez la clave de una vida más larga y vibrante esté en ese toque ardiente que muchas cocinas del mundo han sabido celebrar durante siglos. @mundiario