Para la entrenadora Raquel Barrachina, el entrenamiento durante la menopausia tiene otro pilar básico, además de la fuerza, la movilidad y el cardio:el suelo … pélvico. «Hay que cuidarlo y trabajarlo porque es una época en la que sufre muchos cambios», señala. Uno de ellos tiene que ver con el sexo. «El orgasmo es el mejor ejercicio que existe para él», señala muy en serio. Pero durante esta etapa, la caída de estrógenos provoca cierta sequedad en la vagina y eso retrae a muchas mujeres de practicarlo.

Sin ese ‘entrenamiento’ no queda otra que ponerse a trabajarlo con otro tipo de ejercicios. «Antes yo recomendaría, eso sí, una valoración por un fisioterapeuta especializado, porque a veces no es que le falte tono, sino todo lo contrario, hay que relajarlo. Deberíamos ponerlo en la agenda como hacemos con las citas con el ginecólogo». Con esto, claro, ya podríamos saber qué necesita.

A nivel general, la experta recomienda practicar hipopresivos, «salvo que tengamos la tensión alta o una diástasis muy grande». Para ello es necesario seguir las instrucciones de un monitor que sepa porque exige mucha concentración y conciencia. Otra opción: los ejercicios de Kegel, que son «unas contracciones de ano, vagina y uretra que nos ayuda a activar y relajar la zona de forma consciente». ¿La ventaja? Los podemos hacer en cualquier momento sin que nadie se dé cuenta.

Y la última: «El método 5p», quizá el más desconocido para el gran público. Se trata de una técnica propioceptiva en la que se utiliza un tronco de madera inestable (cortado a la mitad) como herramienta. Con los pies sobre él, hacemos determinadas posiciones que nos ayudarán a una reeducación postural y a activar la musculatura abdomino-perineal.