La llegada de Hugo González a Boston Celtics, elegido en el puesto 28 del draft 2025, reabre el debate sobre el impacto real de la NBA en la carrera de los jugadores españoles. Desde que Fernando Martín cruzó el Atlántico en 1986 para convertirse en el primer baloncestista nacional en la liga más importante del mundo, más de una veintena probaron suerte con trayectorias muy dispares.

Pau Gasol ejemplifica como pocos el éxito en la competición estadounidense. Seleccionado en el número tres del draft de 2001, fue nombrado Novato del Año, conquistó dos anillos con Los Ángeles Lakers y participó en seis ocasiones en el All Star. En una de ellas, imagen ya icónica del deporte español, hizo el salto inicial con su hermano, Marc.

Este último, elegido en la segunda ronda (48º) en 2007, se consolidó en los Memphis Grizzlies, donde fue reconocido como Mejor Jugador Defensivo del Año en 2013 y fue pieza clave en el título de los Toronto Raptors en 2019.

En esa misma época, otros dos españoles como José Manuel Calderón y Jorge Garbajosa brillaban en los Toronto Raptors formando la denominada ‘Spanish Connection’.

El segundo, actual presidente de FIBA Europa, fue incluido en el segundo mejor quinteto de novatos de la NBA tras una destacada temporada, mientras que el base, en la 2008/09, estableció el récord histórico en porcentaje de tiros libres en una temporada, con un 98,1 por ciento. Además, forjó una carrera de más de 10 temporadas, siendo uno de los jugadores más fiables de la última década.

Juan Carlos Navarro fue otro de los grandes referentes del baloncesto español. Ligado durante toda su carrera al Barça, solo en una campaña, la 2007/08, vistió otra elástica conocida para el aficionado nacional, la de los Grizzlies. Con ella estuvo cerca de convertirse en el jugador con más triples anotados en su curso de novato.

Por su parte, Ricky Rubio, seleccionado con el número cinco en 2009, debutó con Minnesota tras dos años más de permanencia en España. Con 12 temporadas en la NBA, definió su paso por EEUU como una etapa autoexigente tras romper previamente récords de precocidad en la ACB. Este curso jugará en el Joventut, club donde dio sus primeros pasos en el que apunta a ser su ‘último baile’.

Sin embargo, no todos los que han cruzado el charco pueden decir que su periplo haya sido exitoso. Juancho Hernangómez no logró asentarse tras pasar por siete franquicias en seis años antes de recalar en el Panathinaikos en 2023. Y su hermano Willy brilló en los Knicks en 2016, pero fue perdiendo protagonismo y regresó al Barça en 2023.

El nuevo director deportivo del Real Madrid, Sergio Rodríguez, ‘MVP’ de la Euroliga en la 2013/14, vivió dos etapas distintas.

En la primera jugó en Portland, franquicia vinculada al baloncesto español por ser la que dio la alternativa al pionero Fernando Martín, y por recibir después a Rudy Fernández y a Víctor Claver, en Sacramento y Nueva York.

Y en la segunda, después de retornar a Europa para jugar seis temporadas en el conjunto blanco, lo hizo con la camiseta de los Philadelphia 76ers. En declaraciones a una conocida revista, aseguró que aquel periplo le sirvió para formarse como jugador.

El recientemente retirado Álex Abrines, Usman Garuba y Raúl López ilustran la cara menos amable del baloncesto estadounidense. El balear disputó tres cursos en Oklahoma (2016–2019), con una media de 16 minutos y 5,3 puntos por partido, antes de rescindir su contrato por motivos personales. Y el ahora jugador del Real Madrid jugó 105 encuentros entre Houston y Golden State, con escasa presencia en pista antes de regresar a Europa en 2024.

López, seleccionado con el puesto 24º del draft de 2001, completó los cursos 2003/04 y 2004/05 con Utah con 19,7 minutos, 7,0 puntos y 3,7 asistencias, pero las lesiones de rodilla frenaron la que apuntaba a ser una prometedora carrera.

El draft es la principal puerta de entrada de los jóvenes talentos a la liga y garantiza un contrato multianual para los elegidos en primera ronda, como González este año. Sin embargo, no asegura minutos en pista ni un papel protagonista.

Distinta realidad

Además, la NBA puede llegar a convertirse en un callejón sin salida, con limitaciones contractuales para expresar públicamente el descontento con la situación deportiva o solicitar un traspaso.

El caso de Rudy en 2010 refleja bien esta realidad. Multado con 25.000 dólares por la liga por efectuar «declaraciones públicas perjudiciales», su representante, Andy Miller, explicó a varios medios que el jugador quería abandonar la liga, donde además de en los Portland Trail Blazers militó en los Denver Nuggets, participando incluso en el concurso de mates de la competición.

La llegada de Hugo González, y también de Eli John Ndiaye con un contrato ‘two-way’ a los Atlanta Hawks cimenta el vínculo del baloncesto español con la NBA, en épocas recientes solo vivo gracias a la presencia de Santi Aldama en los Memphis Grizzlies.

El objetivo es que crezca el número de quienes se unan al grupo, con jóvenes como Aday Mara, Baba Miller o Izan Almansa (que jugará en el filial de los 76ers) que han despuntado en las categorías inferiores de la selección, conquistando algunos de ellos el Mundial sub’19.