Hugo de la Calle (Castrillón, 21 años) sonríe a pesar de que le duelen las cinco costillas que se rompió en su última carrera, en Italia. Sonríe porque ya piensa en volver a entrenarse y dar continuidad a un año de debut profesional que, reconoce, ni él mismo esperaba que fuese tan bueno.
¿Qué balance hace de su primera temporada como profesional?
Muy positivo, cuando llegué a casa me preguntaron ‘si te dicen al principio de temporada el año que ibas a hacer pero que en la última carrera te caías, ¿lo firmabas?’. Sin duda, lo hubiera firmado, luego me lo plantearía un poco con todas las costillas rotas (ríe). Fue muy positivo, yo fui el primer sorprendido, me esperaba una adaptación complicada y dura a la categoría, pero salió todo muy bien y solo puedo estar satisfecho, orgulloso y motivado para este año que viene.

Hugo de la Calle durante la entrevista con LA NUEVA ESPAÑA / Roberto Menéndez
En la Vuelta a Asturias, a pesar de que el último día se le escapó el podio, rindió a un gran nivel.
Desde el principio de año, en Mallorca, pude dejarme ver y sentir que los mejores del mundo son humanos y que en un buen día puedes estar cerca de ellos. Es verdad que la Vuelta a Asturias era un objetivo, pero de cara a estar bien, no a plantearme un resultado. La había preparado bien porque también quería hacer un buen papel en la Itzulia, que iba a ser mi debut en el World Tour (carreras de la máxima categoría), hice un bloque de altura, el primer bloque de altura en toda mi vida, y parece que me sentó bien. Sufrí mucho en la Itzulia, cogí ese punto extra, y fue llegar a la Vuelta a Asturias y desde el primer día me encontré mejor que nunca. En ese último día un error de juvenil me hizo perder el tercer puesto e incluso el segundo, que fue como salí en la etapa, y a raíz de eso aprendí que no hay que dar las cosas por hechas.

Por la izquierda, Samuel Fernández, Iván García Cortina, Hugo de la Calle, Eduardo Pérez-Landaluce, Sinuhé Fernández y, haciendo una foto para conmemorar el encuentro entre ciclistas profesionales asturianos. / Roberto Menéndez
El plato fuerte de la temporada fue la Vuelta a España, ¿no?
Es el sueño de todo niño, para mí ya era un sueño estar con los colores del Burgos Burpellet BH, ser ciclista profesional, lo pude cumplir, y encima estar en la salida de la Vuelta, en mi primer año, ya ni te cuento. Me costó empezar a disfrutarla, empezamos con mal pie, no en la primera etapa, que fue bestial, pero a raíz de ahí empezaron a surgir los problemas en el equipo y costó entrar en una dinámica positiva porque viendo a tantos compañeros irse a casa… Quería llegar a las etapas de Asturias, y había momentos en que lo veía complicado. Fue cuando de verdad me centré en ir día a día, empecé a disfrutar en las etapas, pude completar la Vuelta y vivir una experiencia que se va a quedar toda la vida conmigo.
¿Llegó a enfermar?
Sí, doy gracias que no fui de los más afectados. Hubo compañeros que estuvieron vomitando y con unas diarreas extremas que daba pena de verlos. Yo solo fue un poco de afectación gastrointestinal, a la hora de comer tenía problemas para digerir y me costaba realizar las ingestas que debía. Muchos días, bueno tres exactamente, no pude casi comer encima de la bicicleta y cuando llegaba al final de la carrera llevaba un melocotonazo encima que no sabías ni por dónde iba.
Se dejó ver en la primera etapa.
Sí, fue un bonito recuerdo. No lo tenía en mente antes de la salida, surgió así, me lo comentó el equipo. Tampoco la idea era dejarme solo peregrinando, sino buscar los puntos de la montaña para soñar con el maillot de lunares y sino estaba la baza del maillot verde, e incluso con las bonificaciones el maillot blanco de mejor joven. No conseguí ninguno porque hice cuarto en todos los pasos. Luego, el pelotón se echó muy rápido encima, en un momento me dejaron solo, se paró todo el mundo, y me dije tendré que dar pedales yo solo. Estaba esperando a ver cuándo decidían cogerme, porque al final la fuerza del grupo es muy grande. Fue una bonita experiencia entrar en todos los pueblos, te das cuenta de lo que es la Vuelta. Se sabían mi nombre y antes de la salida no me conocían más que mis padres.

Hugo de la Calle, detrás de Adrià Pericas y delante de Sinuhé Fernández, en la Vuelta a Asturias / Juan Plaza
¿Qué tal con el equipo?
El equipo desde el primer momento me dio mucha confianza y un calendario que me hizo crecer mucho. El poder correr toda la temporada en Europa y en carreras de gran nivel me da un punto más que espero que este año se note. Solo puedo estar agradecido, han confiado mucho en mí, incluso la última etapa de la Vuelta a Asturias todos estuvieron volcados en intentar defender el podio. Estuve agradecido y sigo agradecido por ese gran trabajo.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido del pelotón profesional?
Muchas cosas, pero creo que lo que más es la diferencia que hay cuando es una carrera World Tour. Muchas veces estás corriendo con gente en otras carreras y no notas tanto la diferencia, pero cuando se juntan todos los World Tour el nivel es altísimo, la velocidad es altísima; es lo que más me ha sorprendido y donde más acusaba la fatiga y más me costaba encontrar ese buen golpe de pedal. Te llevan a un ritmo tan asfixiante que cuando quieres apretar no hay más, sientes que no puedes sufrir pero es que no tienes más en el tanque. Al principio era súper frustrante porque no entendías qué pasaba.

Por la izquierda, Iván García Cortina, Hugo de la Calle y Sinuhé Fernández, los ciclistas asturianos presentes en la Vuelta a España / Roberto Menéndez
¿Se puede hacer algo a ese nivel?
Ya no es qué puedo hacer o no. Sabía de dónde venía esa limitación, de ser mi primer año profesional. Me lo había dicho. En el World Tour necesitas esa adaptación, es esperar, si no es este año será el que viene, sino el siguiente. Al tener 21 años, muscularmente no estás hecho del todo y te falta ese punto extra que te exige el World Tour. Esperemos que después de haber hecho mi primera grande el año que viene dar un paso adelante.
Acabó la temporada con una dura caída en el Giro de Veneto.
Estaba súper satisfecho de cómo estaba acabando, pudiendo rematar con dos top ten en las clásicas italianas, donde hay mucho nivel, me estaba demostrando que puedo estar con los mejores. Fue una caída muy, muy tonta que me dejó un poco mal. Estoy recuperando, tratando de volver a hacer algo, que va siendo hora, pero con las limitaciones que conlleva la lesión, que cada vez que voy al médico me llevo una sorpresa. Al principio, con todo el edema que tenía al hacerme la primera radiografía solo se veían dos costillas rotas y cuando hice la siguiente para ver cómo iba me llevé la sorpresa de que eran cinco. Era paciencia, que no tengo, como todos los deportistas, pero intentar tenerla y que cure lo mejor posible.
¿Alguna cita marcada en el calendario el próximo curso?
Me gustaría volver a estar en la salida de la Vuelta a Asturias y por qué no mejorar el resultado de este año. Es complicado. Al equipo ya se lo he transmitido, espero que estén de acuerdo.
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