Seguir una dieta saludable durante al menos quince años evita entre dos y tres enfermedades crónicas una vez llegada la tercera edad. Así lo demuestra un estudio del Hospital del Mar (Barcelona), en colaboración con el Instituto Karolinska de Suecia, recientemente publicado en ‘Nature Aging’. «Esta investigación ha visto que mantener una dieta saludable, independientemente de la forma en la que la midas, reduce el número de acumulación de enfermedades a lo largo del tiempo. Dicho de otro modo: las personas que mejor siguen una alimentación equilibrada tienen entre un 9% y un 19% menos de enfermedades crónicas», explica David Abbad Gómez, médico e investigador del Grupo de Epidemiología y Evaluación del Hospital del Mar.
Este estudio está basado en el seguimiento de unas 2.400 personas de más de 66 años durante 15 años. Esta es la principal novedad del mismo, pues hasta ahora estas investigaciones se habían llevado a cabo en población joven que aún no ha desarrollado este tipo de patologías. Además, este trabajo ha analizado el impacto de cuatro dietas diferentes y llegó a la conclusión de que las basadas en un consumo elevado de verduras, fruta, cereales integrales, frutos secos, legumbres, grasas insaturadas y una ingesta reducida de dulces, carne roja y procesada y mantequilla o margarina, tenían entre el 9 y el 19% menos de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, neurodegenerativas, la hipercolesterolemia, el alzhéimer, la demencia o las patologías psiquiátricas.
«Efecto muy significativo»
«Mantener una buena dieta tiene un efecto muy significativo», insiste Abbad Gómez. «Y de ello se benefician no solo las personas de 60 años, sino también las de 80 o más, colectivo que a menudo se queda aislado de las medidas de prevención», añade. Según este estudio, el efecto positivo de una buena dieta se vio significativamente en las enfermedades cardiovasculares y neuropsiquiátricas, pero no en las musculoesqueléticas. En relación a la patología cardiovascular, el efecto fue más acusado en mujeres.
Además, se observó que los beneficios de una de las dietas, especialmente en la prevención de enfermedades neuropsiquiátricas como la demencia o el párkinson, eran más evidentes en las personas de mayor edad. «Estos resultados refuerzan la importancia de la alimentación en la influencia sobre el desarrollo de la multimorbilidad en poblaciones envejecidas y de promover hábitos alimenticios saludables, incluso en etapas avanzadas de la vida para reducir el riesgo de enfermedades graves y discapacitantes», apunta Abbad-Gómez.
Ahora, los investigadores quieren identificar las recomendaciones dietéticas que pueden tener un mayor impacto en la longevidad y los grupos de adultos de edad avanzada que más pueden beneficiarse de ellas.
Contra la depresión
Estudios anteriores del Hospital del Mar también habían demostrado que comer bien y de forma saludable puede tener un efecto protector frente a la depresión. Dietas como la mediterránea, alguna vegetariana o las dirigidas a prevenir la hipertensión, que coinciden en determinados grupos de alimentos (como fruta, verdura y legumbres y la limitación de la ingesta de carne roja y procesada) previenen la depresión. Sin embargo, existen diferencias en relación con el peso del pescado, de los lácteos, o del azúcar en sus recomendaciones de ingesta de alimentos.
Así, está demostrado que incrementar la adherencia a la dieta mediterránea reduce en un 16% el riesgo de sufrir síntomas de depresión, el equivalente de pasar de no cumplir una de las recomendaciones de la dieta a incorporarla. Este es un factor independiente de otros como el estilo de vida, el peso corporal, la salud o el nivel sociodemográfico de los participantes.
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