Trabajador incansable, el presidente del Caserío es optimista con la plantilla que han logrado confeccionar para su estreno en la máxima categoría y destaca el respaldo que han logrado de la masa social.

¿Cómo ha sido el verano para el presidente de un club recién ascendido a la Liga Asobal?
Ha sido muy intenso. Junio y julio hemos tenido que trabajar mucho para confeccionar el presupuesto y por cuestiones burocráticas para atender todas las exigencias que marca Asobal.  Pasar a una categoría profesional implica muchos cambios, hay que abrir nuevas áreas, en aspectos como marketing o comunicación, y eso requiere un gran trabajo. También ha habido que adaptarnos en otros ámbitos laborales relacionados con los contratos de la plantilla. Ahora ya viene por delante un trabajo más habitual con la escuela y los demás equipos federados. 

¿Qué ha sido lo más complicado?
Más que complicado, son las horas que conlleva atender todas las exigencias de Asobal. Hay que presentar un balance económico, auditorías, atender unos requisitos laborales… y eso implica una burocracia al que hay que dedicar mucho tiempo. 

¿Qué sensaciones le transmite la plantilla tras tres semanas de pretemporada?
Lo más importante, porque es lo que pedimos, es que haya un buen grupo humano. Hemos acertado con las personas, hay un ambiente extraordinario y eso es primordial, pues la calidad humana del vestuario es indispensable para que luego lleguen los resultados. Hemos querido tener una plantilla equilibrada y siempre se echa en falta alguna cosa, pero eso me parece hasta bueno, porque quiere decir que el cuerpo técnico es ambicioso. 

¿Cuál debe ser el objetivo del equipo en su primera temporada en la Liga Asobal?
La permanencia. En este primer año siempre es difícil mantenerse. 

El club ha alcanzado ya la cifra de 2.000 abonados…
Es una cifra soñada y que no esperábamos. Queda también ese último empujón antes de jugar el primer partido en casa y lo que demuestra es la ilusión que ha despertado el club en la ciudad y en la provincia. Ahora nos corresponde estar a la altura, pero es un compromiso bonito y ese empuje es el que te ayuda a seguir trabajando y mantener la ilusión. 

¿Qué importancia tiene la masa social para el club?
La masa social es vital. Aparte de ser una parte importante del presupuesto, las instituciones y los patrocinadores valoran mucho esa respuesta de la gente, cuántos abonados tienes… Es la base sobre la que construir un proyecto y que nos podamos consolidar. 

¿Qué le transmiten los aficionados en el día a día?
Mucha ilusión. Los jugadores también me dicen que les paran por la calle y en cada rincón o tomando un café la gente te pregunta, te dice, te comenta… Noto que hay muchas ganas en Ciudad Real de ver balonmano de Liga Asobal y que la ciudad tenga esa repercusión. Eso nos provoca una gran satisfacción. 

El equipo femenino comienza esta semana los entrenamientos para su segunda temporada en Plata. ¿Qué objetivos tiene el club con este conjunto?
Ha tenido incorporaciones interesantes y ya tiene un año de experiencia en la categoría. Su objetivo será asentarse, pues es un bloque todavía muy joven. Tiene calidad y debe lograr la permanencia con solvencia. Queremos que haya un buen ambiente en el grupo y que cada vez más la afición se vaya implicando con este equipo. 

La escuela del club también sigue creciendo…
En estas fechas contamos con cerca de 350 alumnos y unos 30 equipos, desde prebenjamines. Si algo va creciendo en el club de forma exponencial es su escuela. Para el club la base es vital. Habiendo cantidad, habrá calidad y nuestro objetivo es que al primer equipo llegue gente e esa base porque luego es lo lo que te va a marcar hasta dónde va a poder llegar ese equipo y garantizar una continuidad de la entidad, esté quien esté. La base te da una vinculación con la ciudad, pues hay muchas familias implicadas, la grada se llena de niños y eso se nota en las calles, en los negocios, en nuestros patrocinadores…