Entre Cantabria y Nueva York ha discurrido el viaje plástico y vital de Juan Uslé (Santander, 1954). Una singladura por la rutas de la abstracción, … la geometría, la oscuridad y el color de más de 40 años. La recrea ahora el Museo Reina Sofía que la revisa este periplo en la segunda gran retrospectiva que dedica al internacional y reconocido artista cántabro. Un creador que ha hecho de su propio pulso el motor de su aventura pictórica.

‘Juan Uslé. Ese barco en la montaña’ se titula la exposición. Con casi un centenar de obras, estará en cartel hasta el próximo 20 de abril. En un recorrido circular a través de once salas del edificio Nouvel, avanza de forma cronológica conectando las ‘familias’ de obras y las experiencias vitales de Uslé, con etapas expresionistas, abstractas y algún episodio figurativo.

'Mi-Mon (Miró versus Mondrian)', 1992. Colección Uslé – Civera.

‘Mi-Mon (Miró versus Mondrian)’, 1992. Colección Uslé – Civera.

© Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025

Parte de un acontecimiento que quedó grabado a fuego en la memoria del pintor: el hundimiento del buque Elorrio en 1960 en la costa de Langre, cerca de su casa familiar en Cantabria. Un hecho anclado en su memoria infantil que recreó en unas oscuras creaciones ya en Nueva York.

Pardillo en Nueva York

Llegó Uslé a la Gran Manzana «como un pardillo» en 1985. Sin hablar una palabra de inglés ni tener un proyecto concreto, logró una beca Fulbright que se revelaría «milagrosa» y la atención de grandes galeristas. «Eran tiempos de desconcierto y pintaba lo que podía y como podía en papeles y tablas que encontraba en la basura». Lo explica ante las páginas de un libro de contabilidad hallado en la calle que intervino realizando las primeras acuarelas neoyorquinas de inspiración ‘duchampiana’. Una extraña serie de aire figurativo en una galaxia abstracta que exhibe junto a los negruzcos paisajes con los que evocó, entre rascacielos, la tragedia del Elorrio y su añoranza de Cantabria.

'Sin título', 1987. Colección Uslé-Civera

‘Sin título’, 1987. Colección Uslé-Civera

. © Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025

Su etapa ‘negra’ de Nueva York «refleja la situación que vivía entonces, encerrado e incomunicado y sin un duro,», precisa ante cuadros como ‘1960. Boat at sea’ que inspiran el título de la muestra. «No sabía a qué había ido, ni me sentía pintor, pero e Nueva York encontré a otros ‘juanes’ que querían volar. Había tiempo para zozobras, obsesiones, sueños y pensamientos», enumera. Logró sentir Nueva York como «mi casa» y desde 1987 vive a caballo entre la megaurbe y la villa cántabra de Saro.

«Nos habitan muchos otros. Hay un Juan Uslé que nunca está contento con lo que hace, al que le parece que todo es un desastre. Pero y hay otro contento y satisfecho del resultado», asegura repasando las cuatro décadas de una doble «travesía» en la que la inicial grisura neoyorquina se trasmutó en una explosión de color y geometría.

No en vano se le otorgó el Premio al Nacional de Artes Plásticas en 2002 «por conciliar geometría y lirismo». El comisario de la exposición, Ángel Calvo Ulloa, sitúa además su trabajo en la «abstracción lírica». Un concepto que Uslé acepta «sin comprenderlo muy bien». «Lo que dicen los demás de mí me gusta, pero no sé muy bien qué es lo que hago», reconoce.

Laboratorio vital

«La pintura es mi laboratorio vital. Busco el ritmo para que la luz y el espacio se muevan y nos procuren una emoción. Mi propio pulso es la música de fondo que mueve el pincel en una suerte de trance que me tomo muy en serio; en un viaje, un perderme», explica el pintor sobre su mecánica creativa».

'Ojos de Fallujah'. Colección Uslé-Civera.

‘Ojos de Fallujah’. Colección Uslé-Civera.

© Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025

Para el comisario la labor creativa de Uslé «articula un lenguaje visual, profundamente íntimo que oscila entre lo gestual y lo geométrico». Algo que convierte su pintura «en ritmo, respiración y memoria». Un enunciado que, esta vez sí, convence al pintor.

«Es el deseo y la necesidad de aventura y de viajar lo que me mueve. Mantengo el hambre, el deseo de pintar con grandes dosis de exigencia y compromiso» , se ufana. «Intento no quedarme jamás en la zona de confort del estilo», aclara, lo que le permite hacer constantes descubrimientos. Asegura también «indagar» en distintos tipos de belleza, «que no tienen que estar en lo evidente», y destaca «la importancia de lo espacial y lo atmosférico que a menudo da lugar a una ambigüedad y una complejidad que requieren un tiempo largo de concentración y escucha».

Tres de las obras expuestas ya pertenecen a la colección permanente del Reina Sofía. Uslé las ha depositado permanentemente después de muchos años de cedidas préstamo.

Amapola', 1991. Colección Soledad Lorenzo, MNCARS.

Amapola’, 1991. Colección Soledad Lorenzo, MNCARS.

© Juan Uslé, VEGAP, Madrid, 2025

Uslé es uno de los pintores españolas contemporáneo más reconocidos e internacionales. El Reina Sofía ya le dedicó en 2003, ‘Open rooms’ su primer gran retrospectiva en el Palacio de Velázquez. Ha participado en la Bienal de Venecia, (2005), la Documenta de Kasell (1992), la Bienal de Estambul (1992) y la de São Paulo (1985). Ha expuesto en casi todos los grandes museos internacionales y su obra está en colecciones públicas y privadas internacionales, como la del MoMa de Nueva York, los museo de Bellas Artes de Boston y Houston, el MACBA de Barcelona, el Centro Pompidou de París, el Museo Guggenheim de Bilbao, el Serralves de Oporto o la Tate Modern de Londres.