Cada 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes. Hay diferentes tipos: la del tipo 1 que podríamos decir que es inevitable porque es «una patología autoinmune» y la del tipo 2 en la que sí podríamos hacer algo por frenar su aparición al igual que en la diabetes gestacional. Por eso hoy hablamos con Alba Yuste, quien es doctora en Ciencias de la Salud en la UCAV y quien está convencida de que «los investigadores en esta patología tenemos la responsabilidad de concienciar a la sociedad y de darles consejos que puedan prevenir su desarrollo».Ella ha indagado especialmente en la denominada diabetes gestacional, la que se desarrolla en el embarazo y en la que hoy incidimos porque, ahí sí, podemos hacer por prevenir. Para eso nos metemos de lleno en la tesis de la doctora Yuste: «Influencia de la dieta y estilo de vida en el desarrollo y manejo de la diabetes mellitus gestacional y en los resultados perinatales». Para materializarla ha estudiado a fondo los casos de 153 mujeres antes, durante y después del embarazo para concluir entre otras cosas que el estado pregestacional de la madre influye en el desarrollo de la diabetes, que no sirve cambiar los hábitos en la gestación y que quienes desarrollaron diabetes tenían un alto consumo de grasas saturadas y bajo. de insaturadas, principalmente de aceite de oliva virgen extra, además de que realizaban escasa actividad física y que tenían pocos conocimientos nutricionales. Así pues, concluye que sería importante una buena labor de educación nutricional y de estilo de vida en toda mujer en edad fértil para intentar prevenir.
¿Qué es la diabetes gestacional?
Es cualquier grado de intolerancia a la glucosa que se diagnostica por primera vez en el embarazo y no es una diabetes previa, es decir, esa madre no tenía ni diabetes tipo 1 ni diabetes tipo 2 antes del embarazo.
¿Y cómo se produce?
Técnicamente es el resultado de la disfunción de la célula beta-pancréatica, encargada de segregar la insulina que a su vez es la hormona que introduce la glucosa en el interior de las células para que esta glucosa pueda ser utilizada para todas las funciones metabólicas del organismo, entre ellas la obtención de energía. Además, esta disfunción se une en un contexto de resistencia a la insulina de los tejidos periféricos, es decir, todos los órganos y sistemas se encuentran resistentes a que esa insulina pueda entrar en su interior, por lo que de esta manera la glucosa se levanta. Así, esta patogénesis es muy semejante a la que sucede en la diabetes tipo 2, pero la diabetes gestacional afortunadamente se resuelve después del parto, tras el parto. Ahora bien, a largo plazo estas mujeres tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
¿Cuál es la epidemiología de esta patología?
La Federación Internacional de Diabetes en el 2025, nos habla de una prevalencia mundial, una incidencia de un 15% de diabetes gestacional. Y en España esta incidencia es del 32,8%. Puede resultar alarmante esta cifra pero se debe a que en España tenemos pruebas de diagnóstico y de cribado temprano y exhaustivas para diagnosticar a las mujeres.
¿Cuáles pueden ser los factores de riesgo en esta patología?
Ya sabemos que son la edad avanzada de la madre, un índice de masa corporal elevado, antecedentes familiares de primer grado de diabetes tipo 1 ó 2, síndrome de ovario poliquístico, resistencia a la insulina y también condicionantes ambientales que están en estudio.
¿Y cuáles pueden ser las complicaciones si es que una mujer desarrolla diabetes durante el embarazo?
Bueno, pues a corto plazo la madre tiene mayor riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro y, una complicación muy grave, la preclampsia, que son estados hipertensivos durante la gestación. Esto podría obligar incluso a finalizar el proceso de gestación.
Y en el feto, ¿cuál es la complicación?
La mayor complicación y la más peligrosa es la hipoglucemia neonatal. Es decir ese niño ha estado acostumbrado durante las 40 semanas de gestación a un aporte excesivo de glucosa por parte de la madre y por ello tiene un estado de hiperinsulinemia, su páncreas segrega mucha insulina para metabolizar esa glucosa. Al nacer y cortar el cordón el niño deja de recibir la glucosa por parte de la madre, pero su páncreas sigue segregando insulina porque está acostumbrado a ello. Y ahí es donde se puede producir la mayor complicación en el niño. ¿Qué es pues la hipoglucemia neonatal? Una bajada aguda de glucosa por esa excesiva secreción de insulina. Otra de las complicaciones más graves que se pueden encontrar a nivel fetal es la macrosomía. Estos niños se hacen más grandes porque tienen un aporte de glucosa excesivo. Entonces tenemos que hacer un riguroso seguimiento del embarazo para que no sean fetos macrosómicos, que puedan llegar a pesar más de 4, 4 kilos y medio. Y esto es una verdadera complicación en el momento del parto, porque por ese canal del parto, por ese canal vaginal, el niño se luxa el hombro y se queda con una alteración para toda su vida.
A largo plazo, ¿cuál sería la consecuencia de esta patología para la madre y el niño?
Pues esa madre tiene mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, como pueden ser los infartos agudos de miocardio, y por supuesto mayor riesgo de diabetes en embarazos futuros. Y el niño también tiene mayor riesgo de, en su edad adulta, desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión arterial y obesidad.
¿Cuál es la principal aportación de su tesis?
Hasta ahora la dieta y el estilo de vida en estudios previos siempre se habían utilizado como método de tratamiento, pero no había ningún estudio científico previo que hubiera investigado su implicación como factor de riesgo. Es decir, ¿la dieta y el estilo de vida influyen en el desarrollo de esta patología en la mujer gestante? A partir de ahí cree la hipótesis de mi estudio, recluté a un gran número de gestantes normoglucémicas, es decir, no tenían ninguna alteración de la glucosa previo al embarazo, ningún factor de riesgo previo que pudiera condicionar el estudio y funcionar como factor de exclusión. Recluté a estas pacientes y les hice un estudio exhaustivo y minucioso de su nutrición y estilo de vida previo a la gestación, en las primeras etapas del embarazo, semanas, y durante todo el embarazo. Al final obtuvimos una incidencia muy alta, mucho más alta de lo esperado, un 14,3% de incidencia en una muestra de 153 gestantes. Las que desarrollaron diabetes tuvieron partos prematuros. Además obtuvimos una correlación muy fuerte con que estas mujeres tenían un alto consumo de macronutrientes, especialmente hidratos de carbono con alto índice y carga glucémica y que lo tenían en su etapa pre-gestacional. Por lo que se demuestra que influye después en el embarazo y que no sirve de nada cambiar los hábitos durante esas 40 semanas.Coincidió que también estas mujeres tenían un alto consumo de grasa saturada y bajas grasas insaturadas, principalmente aceite de oliva virgen extra y además tenían un bajo consumo de legumbres y pescados semanales y una alimentación alta en azúcares añadidos, así como una actividad física muy por debajo de las pacientes que no desarrollaron diabetes gestacional. Además eran mujeres con muy poca educación nutricional y del estilo de vida. Incidir por tanto en establecer programas de educación nutricional y en los hábitos de vida podría ayudar a reducir la aparición de diabetes gestacional.